Desde mediados de diciembre, cuando el nuevo gobierno anunció el proyecto de Ley de Emergencia Económica, algunas voces comenzaron a alzarse para intentar convencer de que con el actual esquema de retenciones y la actualización de alícuotas, "el campo" está en riesgo y sufre pérdidas que lo ponen en crisis terminal. Sin embargo, esas versiones parecen no tener mucho asidero y esas voces tienen nombre y grandes intereses detrás.
Hay mitos y hay verdades. Y hay mitos que, en pos de ciertos intereses, se insiste en instalar como verdades. Un mito que logró instalarse con profundo éxito en distintos momentos históricos de Argentina fue, sin duda, ese que reza «el campo somos todos», que, con el fin de obtener beneficios y ventajas, para un ya de por sí muy beneficiado sector de la sociedad que pretendió igualarse con otros sectores mucho más castigados. En esa misma línea, desde un tiempo a esta parte, una fuerte campaña mediática de busca instalar otro mito: el de que con el actual esquema de retenciones los productores sojeros («el campo») sufren grandes pérdidas y están al borde de una crisis terminal.
Uno de los nombres que comanda esa campaña no es nada desconocido. Se trata de Néstor Roulet, un ex funcionario macrista, y uno de los principales voceros de los piquetes sojeros del año 2008, cuando el entonces gobierno de Cristina Fernandez de Kirchner intentó implementar el esquema de retenciones móviles a través de la Resolución 125. Y Roulet es, también, uno de los principales voceros del sector de los agronegocios, que insisten en sostener que sus grandes caudales de ganancias están menguantes y en crisis.
La ruta de Roulet
En el año 2018, un informe elaborado por los habitantes de Canals, impactó de lleno en la opinión pública. Más de la mitad de las muertes de los habitantes de ese pueblo cordobés son a causa del cáncer. Y para ellos no hay muchas dudas de las causas, Canals es uno de los 2.170 pueblos fumigados de la región, uno de los tantos que padece las consecuencias del modelo de la agricultura tóxica a la que se aferran los grandes productores. Que por supuesto no viven donde arrojan el veneno que hacen prosperar sus cultivos.
Paradójicamente, Néstor Roulet, es oriundo de Canals. Un hijo más de uno de esos pueblos fumigados que opera del otro lado del mostrador. Porque el ex presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona, ex secretario de Agregado de Valor del Ministerio de Agroindustria del gobierno de Mauricio Macri, asesor de Asuntos Agropecuarios del Banco Nación durante la gestión de Javier Gonzáles Fraga y ex candidato a vicegobernador de Oscar Aguad, también participó del gobierno de la municipalidad de Canals, municipalidad que desde hace más de 15 años está en manos de concejales e intendentes sojeros que fumigan indiscriminadamente a su propio pueblo.
El nombre de Roulet se repite y desparrama por los más diversos portales de noticias del sector: Agrositio, AgroVoz, Infocampo, Agromeat, que suelen publicar algunos de los informes en los que, supuestamente, demuestra los exiguos márgenes de ganancias de los agronegocios.
Uno de los últimos trabajos elaborados por Néstor Roulet sostiene que los productores sojeros irán a pérdidas en esta campaña 2019-2020 pérdidas que ascenderían a 32 dólares por hectárea.
Pero dicho informe, levantado por medios como el portal de noticias Infobae (Por la suba de las retenciones, estiman que por cada hectárea de soja el Estado recaudará 654 dólares y el productor perdería 32, publicado el 02/02/2020) y el diario La Nación (El negocio de la soja. El Estado se quedaría con más del 53% mientras el productor perdería plata, publicado el 27/12/2019), contradice las estimaciones realizadas por otros economistas del sector y especialistas en el tema.
Uno de esas estimaciones, publicada originalmente a principios de enero en el portal El Cohete a la Luna bajo el título ¿Cuánto gana un sojero?, revela el análisis del economista cordobés Fernando Oviedo, que llega a la conclusión de que un productor dueño de un campo de 200 hectáreas en la zona núcleo alcanzaría este año una renta mensual de 480.000 pesos por mes (7.620 dólares por mes).
Esta cifra se alcanza considerando que, como el rendimiento por hectárea es de 4,5 toneladas (45 quintales), ese campo produce 900 toneladas de soja, lo que multiplicado por $ 14.330 (227 dólares en ese momento) de la cotización de la tonelada de soja en la Bolsa de Comercio de Rosario (cotización en ascenso en el último mes), se genera un ingreso bruto de $12.897.000. Si a esa cifra le restamos las retenciones que le descuenta el acopiador/exportador, $ 3.869.100 (equivalentes al 30% de $12.897.000), le restamos gastos de estructura por $ 1.512.000 ($ 7.560 por hectárea), le restamos los gastos de cosecha por $ 756.000 ($ 3.780 por hectárea) y le restamos $1.008.000 de gastos de comercialización ($5.040 por hectárea), nos da un margen de $ 5.751.900 por cosecha de soja. Suponiendo que no haga nada más en el campo y que trabaje solo esos 4 meses, estamos hablando de un resultado neto mensual para todo el año de $479.325, habiendo ya detraído impuestos nacionales, provinciales y tasas municipales (incluidos todos en los gastos de estructura).
O sea, mientras Oviedo sostiene que en el caso del ejemplo, un campo de 200 hectáreas, tendrá una ganancia neta de $ 5.751.900 ($ 479.000 para los doce meses), Roulet sigue intentando instalar que en ese mismo caso, el propietario no tendrá ninguna ganancia y perderá $403.200 al terminar de comercializar su cosecha.
Otro análisis, similares resultados
AgroVoz es, precisamente, una de las voces más fuertes de los agronegocios, sobre todo de la región de Córdoba. Así y todo, el pasado 27 de diciembre publicaron, con el título “En 40 años, los márgenes del agro se triplicaron” en la zona núcleo el estudio del economista del Inta de Marcos Juarez, Carlos Guida Daza.
De acuerdo a ese informe, lo que les queda a los productores de la zona núcleo cordobesa después de pagar todos los gastos fijos, como alquileres, siembra, fumigaciones y cosecha, y los gastos estructurales, entre los que se incluyen impuestos y recursos humanos, asciende a 331,70 dólares por hectárea en la última década. Con ese resultado operativo, y considerando que en este cálculo el productor tiene sumado el costo del alquiler de la tierra, si se tomara el ejemplo de Fernando Oviedo, de las 200 hectáreas su renta mensual es de $ 347.550. Un poco menos pero aun muchísimo dinero.
Para sacar de dudas a aquellos que puedan pensar que esta situación solo refleja la realidad de los sojeros cordobeses, en mayo de 2019, el Inta de Pergamino (Buenos Aires) publicó su estudio del margen bruto de rentabilidad agrícola en esa zona. Ese estudio económico para la campaña 2019-2020, calculaba para soja de 1º, considerando un campo de 200 hectáreas como en el análisis de Fernando Oviedo, y descontando los impuestos, una renta de 4.700.000 pesos lo que es igual a 391.000 pesos por mes. Muy lejos de los cálculos de Roulet, que enviaban a pérdidas a los productores sojeros de todo el país.