Por Tony Villavicencio | Después de haber sufrido dos injusticias por exigir dignidad laboral y denunciar la corrupción, solo me queda decir que cuando se combata la corrupción y se condene a los corruptos, tanto a los que pecan por la paga como a los que pagan por pecar, se estará librando una lucha fundamental contra la pobreza estructural.

La escala de valores es algo personal, pero la estrecha relación existente entre los flagelos de la pobreza y la corrupción fue tan fuertemente probada que nadie que exprese qestar preocupado por los pobres o solidarizado con los indigentes puede ser indiferente, indulgente y mucho menos cómplice de actos de corrupción. Los datos puros y duros son contundentes: la corrupción no sólo mata, sino que también pauperiza, enferma e impide el desarrollo económico y humano; y en Monte Quemado, a lo largo de los años hay claros y públicos ejemplos.
Así como la institucionalidad no es algo etéreo e intangible, sino que afecta directamente el flujo de inversiones, la corrupción no sólo es moralmente inaceptable, sino que también explica las diferentes manifestaciones de la pobreza y las desigualdades en la distribución del ingreso y limita en los pueblos el desarrollo económico.
La pobreza estructural no se explica sólo por ingresos percibidos, sino también por carencias alimentarias, sanitarias y educativas que condenan al individuo a la marginalidad; y aunque nos duela, la ciudad de Monte Quemado es la escandalosa muestra de corrupción y pobreza, resultado de gobiernos locales que no rindieron cuentas y gobiernos provinciales permisivos que nunca controlaron.
El índice de percepción de corrupción y pobreza en Monte Quemado, y el departamento Copo, con gobiernos municipales que más se preocuparon y gestionaron cómo apoderarse de tierras fiscales, y en los próximas ediciones estaremos recordando a los que mediante maniobras fraudulentas se quedaron con las tierras fiscales de los copeños, usando influencias para aprovechar y explotar la riqueza de los recursos naturales rompiendo los niveles percibidos con el abuso consentido por un poder público corrompido que desde hace 37 años fueron hundiendo en la pobreza a miles de familias.


Sin educación los pueblos no tienen futuro
El gobierno provincial en estos últimos años priorizoó la educación en todo el territorio provincial, y elevó el nivel educativo. En Quimilí, Pampa de los Guanacos, Sacháyoj, Nueva Esperanza, y en toda la provincia se refacciona y construyen nuevos edificios y aquí también, pero la obra de las escuelas, el enripiado de caminos y las nuevas carreras universitarias en el interior y en Monte Quemado, hay que agradecerle al Instituto privado del Obispado de Añatuya, que ha saturado la plaza de docentes, creando la única alternativa de un nivel terciario en esta ciudad.
Nepotismo y punteros políticos
Un tema no menor es el nombramiento en cargos públicos de gente no idónea, que en lugar de ser seleccionada sobre la base del mérito moral y profesional lo es por su pertenencia a un grupo selecto de parientes, amigos y punteros políticos.
Así como la pobreza es multidimensional, la reducción de ésta también lo es. Lo que ocurre con las variables económicas es crucial. Pero la progresiva eliminación de la corrupción y la instalación de sistemas que permitan detectarl. No es justo que en toda la provincia se observe la preocupación por elevar las oportunidades de más y mejor educación, acompañando el crecimiento y desarrollo en obras públicas de todas las localidades y ciudades vecinas y dentro de ese notable progreso que presentan los otros pueblos nos tiene que doler que después de 37 años de democracia Monte Quemado sea declarada por el INDEC, la ciudad más pobre del norte argentino.