Un jornalero fue apresado en Monte Quemado, 12 horas después de agredir a trompadas y rebencazos a su pareja y hasta gatillarle con un rifle, empecinado en continuar una ronda de copas en lugar de trasladar a su hijo afiebrado, de 2 años, al hospital.

Según se desprende del procedimiento a cargo de la Seccional 22 y el fiscal de turno, Santiago Bridoux, el escándalo estalló en una casa en una zona rural distante 20 kilómetros de Monte Quemado.

Allí, Hugo Rojas, de 28 años, bebía copiosamente damajuanas, primero con amigos y luego ya en soledad. Entrada la noche, su pareja (con quien tiene dos hijos) le informó que el niño de 2 años tosía y lo aquejaba un incontenible pico de fiebre.

“Dejame de joder”, fue la respuesta enrostrada una y otra y otra vez. Preocupada, la joven insistió: “Por favor, vamos al hospital”, imploró, sin provocar reacción alguna en Hugo.

Tanto pidió la joven que Hugo se puso de pie, para lamento suyo. Fue directo a su pareja y la derribó de dos certeras trompadas al rostro y la cabeza. En el piso, se armó de un rebenque y comenzó a pegarle. Fueron tantos los latigazos que la joven quedó tirada en el tierral.

A su lado, comenzó a llorar el niño de 2 años. Fuera de sí, Hugo redireccionó su ira y lanzó también latigazos en la frágil y diminuta humanidad del chiquito. Su mamá despertó y se lanzó encima del menor, cubriéndolo.

Poco y nada pareció importarle al sujeto porque los rebencazos hicieron blanco, impiadosos, en la espalda de la joven, casi con la misma intensidad que en el rostro de su hijo.

Imposible describir si habitaba en el individuo algún atisbo de empatía o cordura. Nada parecía domar a su demonio interno, ni siquiera las dolorosas imágenes de madre e hijo tirados en la tierra, aterrados.

Luego del llanto y desesperación, sobrevino el sufrimiento emanado en lágrimas silenciosas. Diez minutos después, Hugo ordenó a su pareja subirse a la moto, por él guiada, y sujetarse fuertemente a los dos hijos.

Mal pensó la pobre mujer que finalmente la trasladaría al hospital. Hugo la condujo 3 kilómetros antes del nosocomio. Los bajó, aceleró y se fue. La víctima mayor caminó con sus dos hijos. Al arribar una enfermera se apiadó y alertó a médicos y policías. Recibieron las curaciones hasta el amanecer.

Posible fractura de cráneo

Bridoux lanzó a los sabuesos de la 22 tras Hugo, con damajuanas incluido, e instó a los médicos a una exhaustiva asistencia a la mujer e hijo. Al cierre, respiraba tranquilo porque Hugo Rojas fue enviado a un prudente encierro. A la vez, los médicos deslizaron que los dos pacientes presentan rebencazos múltiples. Además, la mujer deja entrever una posible fractura de cráneo.