Un extenso informe de más de cien páginas actualiza más evidencias sobre la situación de la pobreza en el país contrastando datos de 2021 y 2022.

En él se traduce que el índice pasó de 42,4% a 43,1% y la indigencia de 9% a 8,1%; además desde 2018 se acentúan las privaciones no monetarias.

La información fue relevada por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina y los resúmenes se presentaron el martes de esta semana.

El trabajo en realidad realiza un seguimiento de indicadores en una serie ampliada de más de una década: desde 2010 hasta 2022.  

Estancamiento

Un primer grupo de porcentajes permite advertir que en los últimos 12 años aún con variaciones positivas por momentos, la tendencia general muestra que en 2022 los hogares y la población urbana de la Argentina no experimentaron mejoras significativas en el acceso al bienestar.

La conclusión considera la evolución del acceso a la alimentación, la salud, servicios básicos, vivienda digna, ambiente saludable, educación y empleo y seguridad social.

Una excepción es la leve evolución favorable hasta 2014, pero que posteriormente se estanca y tiende a revertirse desde 2018.

Carencias

Otro dato asociado a ese contexto muestra que se mantienen los niveles de concentración de privaciones en gran parte del período y hacia el final de la serie. Esto se traduce en que no menos de tres de cada diez personas experimentaban carencias en al menos tres dimensiones y que no necesariamente se miden por el nivel de ingresos.

Por dimensiones se enumeran aspectos como: incluyen privaciones en educación, salud, vivienda, empleo, empoderamiento, discriminación, seguridad personal, entre otras. A su vez, siete de diez tenían al menos una carencia prácticamente sin cambios a lo largo de la década.

Empleo y seguridad social

Del mismo trabajo de la UCA se desprende que si bien se mantienen los niveles de incidencia y concentración de privaciones, estas últimas cambiaron como consecuencia del impacto de la crisis económica y la falta de generación de empleo registrado.

Mayor impacto

El acceso a la alimentación y a la salud permite abordar la complejidad de la pobreza. Según la UCA presenta una dinámica desfavorable y en ascenso desde 2016.

Con un salto importante en 2019 luego hubo un estancamiento con impacto en la atención médica y medicamentos pero sobre todo en los alimentos. En este último caso los precios superaron a las variaciones generales e incrementaron niveles de inseguridad alimentaria severa y moderada.