La secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, terminó de decidirse y echó al jefe de la Casa Militar, Alejandro Daniel Guglielmi.

Ocupó ese delicado cargo destinado a resguardar el bienestar de los jefes de Estado durante los mandatos de Mauricio Macri y Alberto Fernández.

No hubo una comunicación oficial, pero en la Casa Rosada lo confirmaron e incluso mencionaron el nombre del coronel mayor Sebastián Ibáñez como posible sucesor.

En reserva, fuentes oficiales deslizaron que la hermana de Javier Milei lo quería fuera de lugar desde hace tiempo. Por lo que decidió relevar, de un día para el otro, esta tarde, al experimentado coronel mayor, que había tenido respaldo al frente de la custodia presidencial durante las gestiones de Pro y del Frente de Todos más allá del color político.

La decisión se tomó en las sombras y sin previo aviso ni justificación, por lo que tomó por sorpresa a todos en la sede del gobierno nacional. Hay quienes señalan que Karina desconfiaba de su fidelidad, como ocurre habitualmente, y que incidió la resistencia que tenía en su contra el secretario de Asuntos Estratégicos, Jorge Antelo, nombrado meses después del comienzo de la gestión, que responde al jefe de Gabinete, Nicolás Posse. En ese área siempre negaron esas versiones.