Por Tony Villavicencio | En Monte Quemado hay preocupación por los terrenos baldíos, que no son limpiados por sus propietarios, y se convierten en basurales por desaprensivos vecinos.

Espacios ubicados en pleno centro de la ciudad y también en  barrios donde proliferan alimañas, insectos, comprometiendo el medio ambiente, la salubridad y la seguridad de los habitantes de la ciudad.   

Lo cierto y concreto es que en la ciudad de Monte Quemado hay una compartida inobservancia a las reglas de convivencia. Hay vecinos  que arrojan  basura en lugares prohibidos, los propietarios de los terrenos baldíos, que no limpian y abandonan lo que es de ellos y  los gobiernos municipales del pasado reciente que no hicieron cumplir las ordenanzas,  salvo cuando mediaron intenciones  políticas.

Somos habitantes de una ciudad, donde no solo esperamos un cambio de las políticas del estado municipal, sino también los vecinos tenemos que observar respecto a las reglas de convivencia. La falta de conciencia es un tema que preocupa, ya que en varias ocasiones se observó a pobladores arrojar basura en lugares inhabilitados para tal fin y en oportunidades eligen las superficies deshabitadas, terrenos del mismo  casco céntrico  y también de los barrios de la periferia de la ciudad.

Las nuevas autoridades en esta gestión de gobierno entendemos asumieron hace menos de cinco meses empero debieran  imponer  el cumplimiento de las ordenanzas a los propietarios de los terrenos baldíos, por salubridad, por seguridad y por la estética  de la ciudad  y aun mas es urgente si tenemos en cuenta que estamos nuevamente amenazados por el dengue y en estos matorrales  tapados de basura construye su madriguera el mosquito portador de la viral enfermedad  del  Dengue. También por seguridad, porque en estos terrenos baldíos se refugian alimañas y en más de una oportunidad se encontraron,  ratas, víboras,  escorpiones  y otros animales ponzoñosos.

 El municipio cuenta con una ordenanza vigente, con respecto a las obligaciones en la  responsabilidad de los dueños de los terrenos baldíos, que se entiende  también se debería hacer extensiva,  a algunos espacios de instituciones públicas.