Por Tony Villavicencio | A pocos días del informe de este medio, de que la “baja calidad de la atención de la salud pública mata”, ocurrió un nuevo hecho que, lamentablemente, nos da la razón.

Una joven madre que fue hacerse asistir por un dolor de garganta, murió, supuestamente, después de haber sido inyectada por una enfermera en la guardia.

Las crónicas de los diarios informan que la mujer  había sido llevada por su compañero al hospital zonal donde llego caminando y esperó el turno para que la asistieran por un dolor de garganta, y que falleció luego de que —al parecer— le aplicaran un inyectable, según la denuncia realizada por el esposo de quien en vida se llamara Delia del Valle Ruiz (30), madre de un niño de dos años, domiciliada en el barrio El Porvenir y cuyo cadáver fue llevado a la morgue de la ciudad Capital a fin de establecer las causas del deceso.

Luego de la denuncia, en un rápido procedimiento ordenado por el fiscal Gabriel Gómez, con efectivos de la Comisara Seccional  22, se encuentran abocados  a la investigación  del caso, que en realidad lo determinarían los médicos forenses en el informe científico de la autopsia que se le realiza al cuerpo de la joven madre para determinar si hubo o no una  mala praxis.

Todo es posible donde la atención de la salud pública es de baja calidad. Hay que liberar de culpas a los que por acción u omisión son parte de un sistema sanitario precario. Sin recursos humanos, sin especialidades, sin  atención de urgencias, donde una empleada administrativa desestima las urgencias científicamente diagnosticadas por los  médicos  y lo haría por orden de un interventor ausente que administra a distancia el desordenado nosocomio.

Informamos que en el departamento Copo, el 65% de la población es pobre y advertimos que pobreza es igual a enfermedad. Un número tan grande no puede ocultar el sufrimiento diario que enfrentan las personas y las familias cuando no pueden obtener la atención de salud que necesitan:

En el hospital regional del  Norte Grande de la ciudad de Monte Quemado, ya contamos y anticipamos lo que lamentablemente sucedió: “El bebé que no está inmunizado y muere de neumonía; el niño con retraso del crecimiento, cuyo desempeño escolar y aprendizaje se ven afectados permanentemente; la adolescente embarazada que no puede acceder a servicios de planificación familiar y se ve forzada a abandonar la escuela; la madre que sufre una hemorragia posparto y que no tiene acceso a transfusiones de sangre; que se presente un apendicitis y no haya cirujano, o no hay anestesista.

El pueblo solo ruega a Dios que proteja la salud de los copeños, porque de la atención de la salud pública estamos lejos.