Por Tony Villavicencio | El año 2022 quedará en la historia como uno de los más secos en las últimas seis décadas en Argentina.

En la zona agrícola de Quimilí, Sacháyoj  y de la vecina provincia de Chaco, el intenso calor y la falta de lluvias incendió los sembrados y se perdieron miles de hectáreas sembradas con trigo y Girasol en el país.

Así lo informó la  secretaria de Agricultura de la Nación, y atribuye las grandes pérdidas de los sembrados al clima en el país.

El documento confirma la necesidad de articular esfuerzos en materia de gestión de riesgo planificado para amortiguar el impacto de la escasez de lluvias en el sistema productivo  del país y evitar las millonarias pérdidas al productor..

Como una contradicción a los pronósticos meteorológicos, este diario informó sobre distintas zonas del NEA  y del NOA, afectadas por la sequía, con áreas en las que los bajos rendimientos en cultivos como trigo y girasol se ha vuelto, lamentablemente, un fenómeno frecuente. Y no anticipamos porque fuimos  adivinos, sino por informarnos de las estadísticas de  los servicios meteorológicos.

Si nosotros, que nos aferramos a las estadísticas, este 2022 figura en el puesto número 18 entre los años más secos registrados en territorio argentino desde 1961. El informe señala, por otra parte, que en enero pasado se registró una de las olas más extremas y sin precedentes en el país. La misma tuvo una duración de catorce días y se extendió por el 72% del territorio nacional. No solo las temperaturas elevadas la sufrimos en el departamento Copo, sino en todo el país y en el sur,  hasta los glaciares se derritieron.

En un lapso de x tiempo, 24 localidades batieron el récord anual de temperatura máxima. Cabe recordar que en el primer mes de este año varias ciudades del norte argentino, incluido Monte Quemado, soportaron temperaturas que superaran los 47°, lo que hizo que en esas jornadas se activaran alertas naranjas y rojas para nuestra región en el Sistema de Alerta Temprana del Servicio Meteorológico Nacional.

Por eso es importante que se identifiquen con anticipación las áreas con mayores probabilidades de padecer con dureza la escasez de precipitaciones, y al mismo tiempo facilitar información actualizada al sector productivo de manera tal que pueda disponer de datos sobre los pronósticos a corto y mediano plazo. La crisis climática presenta enormes desafíos. Lo que no se debe hacer frente a ella es mirar para otro lado y sembrar  como si no pasara nada.