Por Tony Villavicencio | En estos últimos años, el calor se intensifico en la región y también en la ciudad de Monte quemado, donde soportamos temperaturas de hasta 50 °C.

Es necesario recordar que los árboles son el mejor aliado que puede tener el vecino a la hora de mitigar el calor.

Según los entendidos consultados por este diario Digital,  la ubicación estratégica de los árboles en las ciudades y la presencia de ellos puede ayudar a enfriar el aire entre 2 y 8 grados centígrados. Se sabe, además, que la ubicación correcta de los árboles alrededor de las construcciones puede reducir la necesidad de uso de equipos de aire acondicionado en un 30 por ciento, y reducir el consumo de energía para calefacción en los días más fríos del invierno entre un 20 y un 50 por ciento.

Los árboles urbanos aportan múltiples beneficios tanto a las ciudades como a sus habitantes. Sin embargo, todavía hay muchas personas que asocian la idea de progreso solo al cemento, ignorando el extraordinario valor que tienen las especies arbóreas plantadas en los espacios públicos y especialmente en zonas como la nuestra en las que se registran  temperaturas elevadas durante períodos prolongados.

Por otra parte, los informes recabados por este medio nos enseñan que los árboles maduros regulan el flujo de agua en los días de intensas precipitaciones y desempeñan un papel clave en la prevención de inundaciones y la reducción del riesgo de desastres naturales.

Un árbol de hoja perenne maduro, por ejemplo, puede interceptar más de 15.000 litros de agua por año. Pero eso no es todo: un árbol maduro puede absorber hasta 150 kilogramos de gases contaminantes por año, mejorando la calidad del aire, haciendo que las ciudades sean lugares más saludables para vivir. Según los especialistas, los ejemplares de mayor tamaño actúan como grandes filtros naturales que retienen el polvo y el humo del aire atrapándolos entre sus hojas.

A su vez, para reducir al mínimo los efectos del fenómeno conocido como "islas de calor", como se denomina a los espacios urbanos con escasa vegetación, donde las altas temperaturas se hacen sentir, sobre todo durante la temporada estival.

En internet, encontré un estudio realizado en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires que llevó a cabo mediciones en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para comprobar si efectivamente hay temperaturas más altas en las zonas donde predomina el cemento, comparado con aquellas donde el arbolado y los espacios verdes son más generosos. El resultado es sorprendente, donde está el arbolado, la temperatura se reduce  de 12° a hasta 15 grados   

Por todo lo expuesto, es necesario generar una mayor conciencia sobre la estrecha relación que existe entre el número de árboles en buen estado que tiene una ciudad y la calidad del aire que se puede respirar en ese espacio urbano,

Lo mejor que se puede hacer, entonces, es plantar más árboles en áreas públicas, proteger a los que están y promover la creación de nuevos espacios verdes, y no estaría mal, una campaña de concientización para  que  los vecinos de la ciudad cuiden el desarrollo del crecimiento de los árboles y en pocos años  vivir  en una ciudad saludable.