Tony Villavicencio | ¿Cuánto cambiaría el bienestar del copeño si tuvieran información suficiente en el momento de votar? La distancia que imponen los gobiernos de siempre y la voluntad de la gente que vive en  crisis constante, alejan al pueblo de elegir a sus autoridades a conciencia.

¿Sabemos quién es el comisario de la 22,  quién es el fiscal de turno, quién es la maestra y el director del colegio de nuestros hijos? Así como conocemos estas cuestiones que son parte de nuestro día a día, también ignoramos cuántos empleados tiene nuestro municipio, cuánto de sueldo perciben, el nivel de ausentismo, en qué invierte el intendente el dinero de todos, así como un sin número de indicadores que los dos gobiernos de siempre nos ocultaron.

Los copeños, en su mayoría no conocemos quiénes son los legisladores que en la Cámara de Diputados nos representan y para nada conocemos a los diputados de las listas que votamos en cada elección, pero el desconocimiento no termina allí, tampoco sabemos qué porcentaje,ni cuánto pagamos de impuestos, ni a dónde va a parar esa contribución, ni cuánto consumimos de alumbrado público.

Nos acostumbraron a que no nos interesáramos, ni nos informan qué gestionan. No tenemos la información para saber si nuestros funcionarios son idóneos y hacen bien su trabajo. No conocemos cuánto ingresa a nuestro municipio en concepto de coparticipación, en qué se invierte. Ni cuánto es la recaudación mensual propia, y esto pasa porque nos acostumbraron, generando miedo durante 37 años, a no preguntar. Vivimos en una democracia simulada por una crisis de representación. 

También, “avalamos” una desconexión muy importante entre el gobierno y el pueblo con un Concejo Deliberante que nunca representaron a los vecinos, sino a los intereses del Ejecutivo municipal. ¿Alguna vez informaron cuánto gana un concejal, el intendente y sus secretarios?

Poco o nada de lo que los ciudadanos necesitamos, deseamos y esperamos como comunidad, sucede. Tendemos a acomodarnos a los resultados y vivimos  resignados a sufrir callados, al extremo de que el Concejo Deliberante de un municipio de 2da categoría (dispuesta por la ley provincial de municipalidades N° 5590) no tiene carta orgánica propia, y cuando legisla y aprueba ordenanzas  o resoluciones que las tiene que cumplir el pueblo, no tiene difusión y hay que adivinarlas.   

Desde el retorno a la democracia en 1983, la gestión de gobierno en Monte Quemado está desconectadas de los ciudadanos. Junto con esta desconexión las instituciones de la democracia se han degradado fuertemente en las últimas dos décadas, y los abusos de poder se potenciaron con la pandemia.   

Con los gobiernos de siempre, no solo vivimos una crisis de representación derivada de la total desconexión entre las necesidades de los vecinos y las acciones de los gobernantes que a lo largo de los años  construyeron y acumularon fortuna; y hoy, una vez más, están en carrera con la esperanza de evitar el cambio a fuerza de bolsines, colchones, chapas y hasta dinero. En el pueblo se escuchan las voces de las nuevas generaciones ¿Recíbanle todo y voten por el cambio".