Por Tony Villavicencio |  La historia demuestra que mientras más mediocre es alguien que llega al poder, más se embriaga de poder ante esa pasajera situación en la que el destino lo coloca.

Al respecto, los grandes estadistas se caracterizaron siempre por saber manejar esas situaciones y los verdaderamente poderosos no necesitaron nunca de esas muestras externas que tanto gustan a los que necesitan hacer ostentación de sus cargos para sentirse en realidad importantes.

En los gobiernos donde los mediocres ocupan cargos es natural que veamos cómo a todos se le sube el poder a la cabeza y dan muestras de lo que les fascina hacer ostentación del cargo, humillado o exagerando su bondad para resaltar que ella  puede, los que otros no y en esas debilidades se hacen presentes las arbitrariedades y los abusos de poder que tanto daño le hacen a la democracia.

Monte Quemado es un pueblo donde los intendentes pareciera siempre que con su elección les has concedido un cheque en blanco y que el  elegido a gobernar y su secretaria  hagan con lo que es de todos lo que se le dé la gana, sin necesidad de rendir cuentas a nadie y eso es así, desde hace 37 años, cuando en todos los casos los funcionarios de la democracias tienen un mandato que deben cumplir con transparencia y una ley que deben observar de manera ejemplar. 

Se prenden a la teta

Vemos en casos, en Monte Quemado cómo los gobiernos asumen y toda la familia se prende de la teta del Estado sin producir nada extraordinario. Arremeten contra todo lo que encuentran en el camino, cargos públicos y no se pierden con el municipio un solo negocio,  han sido en esta pandemia proveedores de remedios, de barbijos, de servicios  y eso pasa al extremo de designar en secretarias claves a sus propios hijos, sobrinos y hasta consuegros. Si es legal no es ético, y eso en cualquier lugar del mundo se llama Nepotismo.

Con la parentela adentro de la administración de la cosa pública y el servicios de algunos testaferros se construyeron en  municipios verdaderas estructuras para burlar, las débiles leyes que protegen al estado de ser parte de negociados  que enriquecen a funcionarios y familiares bajo el rotulo de proveedores.

Hoy, no son pocos los que se animan a pensar en voz alta y se escuchan denuncias y si defienden los interés del pueblo, los esbirros del poder te acusan de apretador, de delincuente, te proscriben y hasta te miran con arrogancia y desprecio, cuando en realidad sobre los errores y negocios de los funcionarios en  esta parte de la provincia el periodismo tiene mucha tela por contar.

Barrios sin agua potable, sin energía eléctrica, con un matadero contaminando el medio ambiente, sin asfalto, calles de tierra sin riego, barrios sin recolección de basura, todo por falta de gestión de los gobiernos municipales.   

En conclusión, en Monte Quemado por  mucho que sea la harina que puedan amasar los que se emborracharon de poder, no les va alcanzar para reconstruir el resentimiento de  los vecinos de una ciudad que se presenta desbastada, donde en más de tres décadas de democracia no se han resuelto problemas existenciales y lo que más duele son los  niños durmiendo bajo chozas de plástico, mientras se observa que hay viviendas sociales cerradas, convertidas en casa de fin de semana.