Por Tony Villavicencio | No se necesita mucha argumentación para afirmar que los habitantes de Copo necesitamos encontrar puntos de encuentro y reconciliación.

Sólo basta ver cómo se han acentuado las distancias aumentado las tensiones, dividiendo a una sociedad como consecuencia de luchas por los intereses de dos sectores que se disputan el poder político desde hace 37 años.

Evidentemente, se vienen la elecciones de agosto y se respira un cambio, los candidatos de siempre se acomodan y asistimos a un momento crítico de nuestra ciudad, a tal punto que no medimos el daño que producen. Sin lugar a dudas, 37 años de un enfrentamientos político que fragmenta la sociedad, llevará mucho tiempo para recomponer las relaciones y tener un diálogo pensando en el bien  común.

El mensaje de las lecturas nos sugiere un cambio, no se puede continuar desde la política con más de lo mismo, en Monte Quemado tenemos que elevarnos sobre las diferencias. Es momento de promover espacios amplios de encuentro para integrarnos con los que piensan distinto o nos resultan más difícil relacionarnos, pero después de tantos fracasos no podemos volver a insistir con los que siempre utilizaron el viejo adagio chino, “Dividir  y Reinar”.

Es tiempo que la sociedad copeña reaccione oponiéndose con el voto a lo que nos dividen, discriminan y también privilegian. En este pasaje de la democracia, podemos ver con claridad una invitación a un cambio; todo alienta que habrá una diversidad de candidatos, ideales, proyectos y hombres, una tarea que exige tiempo y esfuerzo para transformar lo que en democracia no está bien continúe y el  cambio no pasa por los candidatos, sino por el pueblo y su voto.   

 En democracia todos tenemos las mismas obligaciones y los mismos derechos. Tendríamos que comenzar por una profunda reflexión personal sobre lo que pasó. No podemos vivir quejándonos de los abusos del intendente, cuando somos nosotros los que les concedemos el poder.

Todo esto no significa negar las diferencias y distancias que tenemos, sino respetando al que piensa distinto y hacerlo conscientes. Con la ayuda de Dios, elaborarlas para expresar lo que pensamos y sentimos de modo más conveniente en esos espacios de encuentro. Y nunca olvidar, que nuestro vínculo con Dios nos ayudará a sacar lo mejor de nosotros para acercarnos a los demás y para votar pensando en  sí mismos y también en los otros.

Han pasado 37 años de gobiernos y no se puede usar la democracia para dividir a la sociedad….. No se puede usar el poder político para perseguir, al que piensa distinto y mucho menos privilegiar a los suyos. Democracia es igualdad  derechos y obligaciones. Es pensar y opinar en libertad. Es vivir en libertad. No se puede seguir premiando  a quienes fragmentaron a la sociedad, para poder dominar y reinar.  

Es urgente que todos, especialmente los que tienen mayor responsabilidad en la sociedad, propiciemos ámbitos donde las diferencias puedan encontrar un canal de diálogo para forjar el respecto al que piensa distinto, porque “la solidaridad, entendida en su sentido más hondo y desafiante, se convierte así en un modo de hacer grande la historia de los pueblos, en un ámbito viviente donde los conflictos, las tensiones y los opuestos pueden alcanzar una unidad plumiforme.

 La diversidad de ideas, proyectos y hombres purifica las democracias y es bella cuando acepta entrar constantemente en un proceso de reconciliación, hasta sellar una especie de pacto cultural que haga emerger una diversidad reconciliada, en beneficio de todos los miembros de la sociedad.

¿Qué pasos debemos dar los copeños para superar las distancias e integrarnos en una sociedad de la diversidad reconciliada?

Eligiendo el cambio que propone lo nuevo de un gobierno municipal, un gobierno que acepte y respete las diferencias, sin castigar ni discriminar a los que piensan distinto, trabajando para resolver los problemas pensando en todos los vecinos de la ciudad.

Creo que si aspiramos al cambio, somos nosotros los electores los que tenemos que proponerlo. Convirtiendo nuestro voto en freno de abusos y arbitrariedades  de poder  que durante 37 años sufrieron los que pensaron distinto a uno u otro gobierno.     

Basta de abusos

Basta de asumir  gobiernos dejando sin trabajo a empleados municipales.

Basta  de humillar y degradar por represalia políticas asignándole funciones de lavar platos y pasillos, a personal con formación  académica.  

Basta  de privilegiar  con lo que pertenece al pueblo a familiares y amigos.

Basta de convertir a los negocios de  la familia y de amigos en los proveedores del municipio.

Basta de ocultarle al pueblo la rendición de cuentas.

Basta de perseguir y negar derechos a los vecinos que piensan distinto.

Basta  de manipular   y apropiarse de las instituciones del estado.