Por Tony Villavicencio | En Santiago del Estero, desde hace más de 20 años, no se logra frenar la brecha que existe en materia de salud, educación e infraestructura entre zonas rurales y los centros urbanos más poblados de la provincia.

Principal causa del éxodo silencioso que cada año protagonizan jóvenes que se desplazan hacia las ciudades con mayor población en busca de un futuro mejor.

Si bien en educación el gobierno, en los últimos 15 años, ha elevado el nivel educativo en zonas rurales con la creación de los Agrupamientos Educativos, la migración desde el ámbito rural al urbano no es un fenómeno nuevo en Santiago del Estero,  y mucho menos en el resto del país, sí lo es la posibilidad de abordar el problema con herramientas como la conectividad rural para reducir la brecha digital, que pueden ayudar a impulsar el desarrollo de muchas localidades. 

Se informó oficialmente que en todo el país existen cerca de 7.000 escuelas rurales que no tienen acceso a una conexión estable a la red Internet, y si bien es cierto en Santiago del Estero se elevó el nivel educativo en las zonas rurales, no se amplió las redes comunitarias o internet satelital, que permitan acortar la brecha digital.

Claro que garantizar el acceso a internet en zonas menos pobladas no soluciona los problemas de fondo, pero cerrar la brecha digital puede servir de punto de partida para estrategias que abran las puertas a más oportunidades de formación, capacitación y empleo para muchos jóvenes que podrían, tal vez, formar parte de alguna de las cadenas agroindustriales de la región.

No se trata solamente de universalizar la conectividad y asegurar una mayor difusión de las tecnologías digitales, sino también de promover actividades de capacitación para potenciar su uso, que es fundamental para el futuro de la producción agrícola y su acceso a los mercados.

 Por otra parte, hay que tener en cuenta que  un importante número de las empresas agrícolas y ganaderas productivas registradas en el último Censo Agrícola y Ganadero que contiene datos de todo el país, están constituidas por organizaciones familiares, un dato que confirma la importancia que tiene la agricultura familiar que se basa en pequeñas extensiones de tierra, de donde sale más del 60 por ciento de los alimentos que se consumen en los hogares argentinos.

Es necesario, entonces, en Santiago del Estero pensar nuevas estrategias para llevar conectividad a pequeñas localidades del interior, sostener las medidas de ayuda destinadas a los pequeños productores y fortalecer el apoyo a la agricultura familiar para que tengan mayores oportunidades de generar empleo genuino en las zonas rurales  y de ese modo se frene el continuo éxodo de los jóvenes de zonas rurales hacia los centros poblados más importantes de la provincia.