Por Tony Villavicencio | Por ausencia de planificación, negligencia o tal vez por ignorancia, quedó comprobado que para las actuales autoridades municipales, el cementerio, lugar sagrado, no es prioritario al extremo de no prevenir el colapso  y hoy por falta de espacio, los fallecidos tendrían un destino incierto.

Enterrar a nuestros difuntos es una tradición muy antigua en la iglesia y está arraigada en los pueblos cristianos del mundo y también en Monte Quemado. El documento señala que la Iglesia no ve razones doctrinales para evitar que esta práctica no se cumpla en los pueblos y ciudades del mundo. El campo santo es un espacio sagrado y para la fe cristiana es un descuido de consecuencias graves.

Según la iglesia cristiana, dar sepultura a los difuntos en cementerios u otros lugares sagrados es un antiquísima tradición cristiana. Esto favorece el recuerdo y la oración por los difuntos por parte de los familiares y la veneración de los mártires y santos. Es desde ahí  la importancia, el respecto y el cuidado del Campo Santo para una sociedad organizada que no debiera  descuidar en su fe los espacios destinado a sus muertos.

Al abordar más a fondo el tema de la sepultura de los difuntos, así como de la conservación existe un interesante y completo documento llamado Ad resurgendum cum Christo publicado por el Papa Francisco en agosto del 2016 que da importantes luces al respecto. El Papa pedía al mundo cristiano que transformen a los cementerios, en el templo de  ciudades y pueblos. Una realidad que en Monte Quemado y el descuido contrasta con el pedido Papal.

Le preguntamos al padre José, por qué es necesario enterrar a las personas difuntas y esto nos respondió: “Para los cristianos es muy importante sepultar a los muertos, porque nosotros creemos que nuestro cuerpo es templo del espíritu santo. Con la muerte hay una separación entre cuerpo y alma, el cuerpo se va a corromper se vuelve un cadáver. Sin embargo, los cristianos creemos en la resurrección”.

“Hay mucha ignorancia en estos temas, la enseñanza de la iglesia sobre la vida eterna, en cómo tenemos que abordar la muerte, en lo que significa el cementerio y el entierro. Tenemos que catequizar sobre este tema desde un enfoque positivo, pues para quienes somos creyentes, tras la muerte hay vida eterna. Empero bueno con respecto a esta situación que se plantea en el cementerio de Monte Quemado, no debo de opinar, porque estoy muy lejos y lo que no veo con mis ojos no es mi costumbre opinar, pero si me imagino debe ser molesto que las autoridades no prevengan donde sepultar a los difuntos de la ciudad”, concluyó el sacerdote.