Por Tony Villavicencio | Con el covid, se vive en el mundo y también en la ciudad de Monte Quemado una situación inédita e inimaginable que ha trastocado los niveles de toda la humanidad.

Ayer, el subsecretario de Salud de la Provincia, Dr. Cesar Monti indicó que las camas no van alcanzar si se continua con la irresponsabilidad de no cuidarnos. 

Personas de riesgo

 Pareciera que a pocos les interesa la vida, no solo las suyas sino también la de los demás. Sobre todo de aquellos que padecemos otra enfermedad con la cual el riesgo es aún más grande.

El  fallecimiento de numerosos vecinos en estos últimos 10 días nos sacudió las fibras más íntimas y nos sumergió en la tristeza. Entre ellos, la del Dr. José Genaro Montes quien se encontraba en el sector de más riesgo, no lo supimos cuidar y hoy nos preguntamos,  ¿Lo obligaron salir a trabajar siendo una persona de riesgo?.

Hay cosas que no las podemos comprender, estamos viviendo en una etapa de vida o muerte, que nos impone la necesidad de tomar medidas de protección para nosotros mismos y para quienes están en nuestro círculo más cercano, y así enfrentar la incertidumbre de un enemigo invisible y altamente peligroso.

Sigue la fiesta

En Monte Quemado la Fiscalía y la policía continúan desbaratando las reuniones y fiestas no autorizadas. El reparto del pack de bebidas finas en horarios restringidos, utilizando a jóvenes y menores de delivery, familiares directos de funcionarios a los que no responsabilizamos. Empero, si como funcionarios tienen la obligación de cuidar a la comunidad, la pregunta que surge es, ¿Si no supieron cuidar a sus hijos, están en condiciones de cuidar a los otros…?

Sabemos del impacto diferenciado de la pandemia generada por el Covid–19 y sobre todo para las que viven en situaciones de discriminación y pobreza. En Monte Quemado, donde yo vivo, el 75% de la población sobrevive con necesidades básicas insatisfechas y en los extremos de la pobreza. Familias que soportan los efectos desbastadores de los aislamientos por contactos directos o del confinamiento forzoso, sobreviviendo hacinados, en precarias viviendas y en espacios físicos reducidos; en algunos casos sin alimento y si ninguna asistencia de un estado municipal ausente, desentendido del sufrimiento de los vecinos, pero si atento a los negocios de jugosas ganancias.  

La emergencia sanitaria del covid–19 ha puesto a prueba todos los sistemas de funcionamiento de las instituciones de la democracia y de la sociedad. Todos los laboratorios con sus capacidades científicas y técnicas de los países más industrializados, trabajan para controlar su expansión y frenar la tasa de mortalidad que ya alcanzó en el mundo a más de cuatro millones de seres humanos.

“No se puede cuidar al pueblo generando miedo, sino conciencia”.

Si bien es cierto que todos los gobiernos del mundo han enfrentado la situación dictando medidas de control. En muchos lugares, sucedió lo que pasó en Monte Quemado. Los controles se trasformaron en conductas discriminatorias, aprietes políticos, por lo que la gente, lejos de sentirse cuidada, quedó con miedo. En nombre del coronavirus  padeció los abusos  de un sector de la policía que actuaba comandada por el oficial Sosa y al servicio de un poder político autoritario.

Para quienes profesamos una fe, interpretamos que los fallecimientos sucedidos en estos últimos 10 días nos obliga a una profunda reflexión, de oración, de confrontación con nuestros propios deseos. Quienes pensamos que la muerte es un tránsito hacia un estadio superior de bondad, paz y armonía, enfrentamos la contradicción de no querer aceptarlo.

Si queremos vivir y no sobresaltarnos por  la muerte injusta del otro, desde este humilde lugar de comunicador social los invito a que reflexionemos, seamos responsables, la lucha contra el covid-19, solo nos exige la responsabilidad de cuidarnos como Dios lo manda “Unos a los otros”.