Por Tony Villavicencio.-  Preocupa la ola de violaciones que a diario ocurren en nuestra provincia y en el país, en algunos casos son víctimas niños, y en otros se han registrado hechos de abuso seguido de asesinatos, delitos que son necesarios desterrarlos de la sociedad.

Con respecto a las penas de prisión, para los violadores se deberían llevar adelante en la legislación penal otras iniciativas, con castigos más severos, como es la castración química de violadores. Una ley que se aprobó en 2013 en Mendoza y que nuca se aplicó, porque no se la reglamentó.

Los diarios de todos los días, en sus tapas, informan que los aberrantes hechos se multiplican, pero últimamente son los niños y adolescentes las víctimas, inclusive, en algunos casos son los propios padres, padrastros u otros familiares cercanos los principales victimarios.

Ponernos a enumerar los casos ocurridos en Santiago del Estero y en todo el país de violadores que asesinaron a sus víctimas sería largo de enumerar. Creo que para muestra sólo basta recordar el caso del niño Marito Salto, de Quimilí: lo violaron, lo asesinaron y lo descuartizaron.

Reducción de Penas

Un hombre viola a una mujer, o a un niño, lo atrapan, es condenado. Un juez le reduce la condena, sale mucho antes de terminarla y vuelva a atacar. Es lo que ocurrió con Sebastián Wagner, el acusado de violar y asesinar a Micaela García, un caso que tuvo trascendencia nacional y es lo que sucede con la mayor parte de los violadores: son reincidentes. Su goce está, justamente, en la violación.

La pregunta es qué hacer entonces con los violadores ¿Condenarlos de por vida? ¿Someterlos a tratamientos psicológicos o químicos? ¿Tenerlos controlados una vez que salen de la cárcel?

Eva Giberti es una renombrada psicóloga, con un destacado y largo recorrido en el campo de la salud mental. Desde 2006 hasta el 2016 fue coordinadora del Programa “Las Víctimas contra las Violencias”, que funciona en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, organismo destinado a acompañar a las mujeres que padecen violencia de género, familiar y sexual.

Especialista

Giberti se especializa en los casos explicaba, en sus exposiciones que “estamos viendo el incremento de la violencia familiar, de la violencia sexual y particularmente de la crueldad en las distintas formas de ataque a la niñez y a la mujer. Los golpeadores y los violadores no tienen patologías de ninguna clase, salvo algunos casos de un daño cerebral o mental, pero eso es excepcional. No son enfermos. Son sujetos que gozan con el dolor del otro. Encuentran su satisfacción al tener una víctima. Es un placer que van buscando, por eso incrementan su crueldad, y las formas de violencia”, explicó la especialista, estudiosa de estos hechos aberrantes que consuman los hombres y que vemos reflejadas en las tapas de los principales matutinos, con los que los santiagueños convivimos casi a diario.

Caso Marito Salto

El terrible Miguelito Giménez, principal implicado en el caso Marito Salto, del que se dice es jefe de una secta umbanda de la ciudad de Quimilí, la gente que lo conoce no lo cree, pero nadie lo puede negar porque está en su prontuario, previamente al caso Marito Salto, en su planilla de antecedentes se puede ver más de seis denuncias por tentativas y violaciones ocurridas en la jurisdicción de la seccional 29, en cuyos libros están las denuncias y todos lo que lo conocían se preguntan ¿Por qué recién los jueces ordenaron su detención?

“Si nos ponemos a ver estadísticas observamos que la reincidencia es típica de los violadores, porque no se conforman con una sola víctima. Y también son reincidentes los golpeadores de familias. La reincidencia es un fenómeno general en la violencia. No son violentos con sus jefes, por ejemplo. Ni con sus amigos, ni con personas que pueden contestarle. Son violentos solamente con personas a las que pueden hacer víctimas. Las seleccionan muy bien. Por eso eligen a mujeres y niños, porque no pueden defenderse, explicaron los especialistas a El Municipal Web.

Machos” Violentos

Los psicólogos explican que los violadores son “machos violentos”, que con actos de generosidad disimulan muy bien sus negras intenciones y andan sueltos por todo el mundo y son reincidentes. Ya sabemos muy bien que es poco y nada lo que se puede hacer acerca de ellos.

“El violador tendría que ir a la cárcel y cumplir la sanción que le corresponde y estar sometido a un plan de atención psicoterapeútica, pero con muy pocas esperanzas de que eso pueda cambiar esa conducta. Pero en nuestro país, en Argentina y aquí en Santiago del Estero, le acortamos la condena y los dejamos libres, hasta que vuelven a caer”, indicaron los expertos.

Uno de los problemas de la justicia santiagueña es que ahora, “para los jueces la violación no les parece suficiente delito, por eso las penas son muy cortas. Tenemos casos de que victimarios, que tendrían que cumplir penas entre 10 y 15 años, se le dio una pena de seis años, y el violador cumple en forma efectiva una pena de dos o tres años. Y a las pruebas me remito, si fue cierto el caso de la condena al ex intendente de la ciudad de La Banda, quien en juicio abreviado, después de la sentencia, hoy goza de plena libertad”.

Saffaroni

En una columna publicada en el diario Página 12, el ex juez de la Corte Suprema de Justicia, Eugenio Zaffaroni, indicó que en el anteproyecto del Código Penal que se había redactado durante el gobierno anterior, con representación de todos los partidos, se establecía la obligación de crear un comité de tres peritos, con la participación de las víctimas, antes de resolver la excarcelación de un condenado por delitos graves, dentro de ellos los de carácter sexual.

En la provincia de Mendoza se aprobó en 2010 la castración química para los violadores, pero nunca se aplicó porque debe ser voluntaria. La iniciativa se votó después de una serie de ataques sexuales y tras comprobarse que los violadores eran reincidentes en el 70% de los casos y quedó establecido que los condenados por violación deben aceptar que se le suministren una serie de fármacos para inhibir los deseos de abusar.

En 2013 se votó en el Congreso una Ley para crear el Registro Nacional de Datos Genéticos, vinculados con delitos sexuales, para reunir la información (desde nombre y domicilio hasta fotos y apodos) y material genético de todas las personas condenadas con sentencia firme por delitos sexuales.

Multimedio

La ley nunca se reglamentó y el registro nunca se puso en marcha. “Somos buenos los argentinos para hacer leyes, pero no para cumplirlas”, siempre se lo escucha decir en sus clásicos refranes al ex diputado nacional José María Cantos, propietario del Multimedio LV11-Nuevo Diario, y el ex legislador tiene mucha razón, los argentinos hacemos leyes reparadoras y justas, pero no las reglamentamos y se pierden en los archivos del Congreso Nacional o de las Cámaras provinciales.

Lo cierto y concreto es que en otros países de primer mundo, como es Gran Bretaña, existe un registro similar, y los condenados por delitos sexuales deben notificar su domicilio a la Policía, pero esa constancia no elimina la posibilidad de que los victimarios vuelvan a atacar. Canadá tiene desde hace más de diez años un registro con las mismas características, y en algunos de los distritos de Estados Unidos, la ley de la Castración Química para los que violan niños está aprobada, al igual que en Indonesia, Polonia, Rusia y Corea ¿Por qué no en Argentina? Así evitamos que los violadores no sean visitas repetidas en las cárceles de nuestro país.