“Los precios de la mercadería suben por ascensor y los sueldos por escalera”, decía el General Juan Domingo Perón y, a 45 años después de su muerte, esa frase está vivita y coleando.

¿Cómo cubrirnos de la pérdida de poder adquisitivo en épocas de alta inflación? Acá van algunas ideas sugeridas por el C.P.N Felipe Leandro García colaborador del diario digital El Municipal Web.

En efecto, la pandemia del COVID-19, junto con los cierres, las restricciones de movilidad y las normas de distanciamiento físico asociadas, no sólo ha provocado un aumento significativo de desocupación y considerables pérdidas de ingresos para muchas personas, sino que también ha alterado el costo de vida con relación a los salarios y la pauta de gasto de los consumidores y el nivel de inflación de los precios a los que todos los días se enfrentan.

Hablar de inflación es lo mismo que decir que pierde valor la moneda. En consecuencia, lo primero que hay que hacer es no conservar pesos, de ahí que sea recomendable anticipar la compra de todo aquello que sea necesario. A principio de mes si puede compre todos los alimentos perecederos que suele consumir durante ese período. Lo ideal es juntarse con algún familiar y hacer compras en los mayoristas (la diferencia compensa la incomodidad).

Si tiene un comercio y tiene ahorros anticipe la compra para su local y de esta manera tiene mejores posibilidades para continuar vendiendo sin tener problemas de reposición. Asimismo, si compra mercadería anticipada podrá fijar el precio con más libertad si tiene un apuro y necesita efectivo. Otro destino para sus ahorros es pagar anticipado el alquiler del local negociando una quita o congelando el precio.

Todos los pagos anticipados de sus gastos fijos que pueda hacer con el adicional de eventualmente lograr una quita del monto total, no dude en hacerlo.

Las cuotas

Todavía subsiste el financiamiento en cuotas, pero en este caso se debe ser muy cuidadoso con las tasas de interés y más específicamente con la letra chica. Lo que debe controlar el consumidor es el llamado “costo financiero total” o CFT que es, para decirlo en pocas palabras, lo que cuesta realmente comprar en cuotas (incluyendo rubros que no están explícitos en la tasa de interés como impuestos o seguros).

Como la inflación es de por lo menos 40%, si el CFT es menor, resulta conveniente tomar el crédito. Pero cuidado, porque por ejemplo si gasta de más con la tarjeta y no paga el total a fin de mes, lo más seguro es que le arranquen la cabeza con los intereses (según la entidad que se trate, nuestro “amigo” el CFT puede llegar al 80% anual o más!) .

Por ejemplo, siempre hay algún amigo o pariente al que se le puede pedir prestado y acordar una buena tasa de interés, seguramente más alta que la que podría conseguir en el banco y que a usted le resulte conveniente.

Otra variante interesante son las líneas de crédito promocionadas por el gobierno, como el PlanCanjeauto que permite la compra de vehículos con una financiación de hasta 5 y 8 años  que cubre el 90% del valor, con un tope de 220.000 pesos y un costo financiero total menor al 30% anual.