Por Tony Villavicencio | El vínculo ilegal entre policiales y narcotraficantes comprobado en algunas comunidades, impacta en la vida cotidiana de las personas y promueve en ellas estrategias y rutinas de connivencia.

El accionar policial en estas ciudades no se limita únicamente de liberar el territorio para la organización del narcotráfico y dar protección a sus integrantes y evitar la intervención policial, sino que al mismo tiempo establece un mecanismo de protección hacia quienes están procediendo fuera de la ley y ofrecen un soporte material relacionado con la entrega de información, recursos para la continuidad e incremento del delito por lo que no sería extraño que la ametralladora, si es que existió y denuncian las víctimas de Tala Aranda, haya sido facilitada, devuelta y pertenezca a la misma fuerza policial, en aquella madrugada del 11 de abril. Es lo que sospechan denunciantes y también la fiscalía.

El rumor —que un minúsculo sector de la policía y los tranzas locales estaban arreglados— es sostenido por toda la comunidad, aunque no habría evidencia empírica.  El comentario corría por las calles de Monte Quemado hace ya largos meses y fue gracias a la persona que habían denunciado y a los cuales la policía nunca concurrió, ni siquiera a verificar.

La información a la que accedió el medio fue suministrada por los propios “buenos policiales”, que dieron pistas claves, porque hay que aclararlo, en la dependencia de Monte Quemado son mayoría, los policías profesionales y honestos, pero sometidos por el orden que impone el sistema vertical del mando que les impide actuar y aseguran que no siempre es el jefe el que manda, sino el que tiene la protección del poder político local. En clara alusión a un miembro de la fuerza, vinculado afectivamente al poder político local.

La política local infiltrándose en una institución, imponiendo poder y métodos que fueron asfixiando generando el desorden de jerarquías y mandos es lo que propicia la corrupción policial en donde se pudo comprobar su existencia, y más allá del simple hecho de ignorar las acciones ilegales. Tenemos innumerables copias de denuncias por hechos delictivos que nunca se investigaron y que tendrían una estrecha vinculación con un espacio de manifiesto incumplimiento  a los deberes de funcionario público, con graves denuncias que nunca llegaron a la fiscalía haciendo verdad  el refrán de un reconocido abogado. Para el adversario político y para el que piensa distinto, en Monte Quemado, ni justicia.

Garantizar impunidad

El hecho de los pedidos de captura de más de siete integrantes de un narco banda, que iban y venían y permanecían en sus viviendas sin cuidarse demuestra que la policía, nunca se esmeró en cumplir la orden judicial. En la práctica se sospecha que serían algunas autoridades con poder las que regulan el negocio y garantizaban a la prófuga la libertad haciendo ostentación de una deliberada y hasta provocativa impunidad.  

A todo esto, con los narcos con capturas internacionales, sueltos y paseándose por las calles de Monte Quemado se le suman los abusos, atropellos realizados por la fuerza en los barrios y zonas marginales de la ciudad. La familiaridad de policías y políticos contribuyó para desordenar a la fuerza, policial cuando los jefes que venían hacerse cargo de la dependencia, y poner orden y devolverle la policía a la sociedad copeña, fueron rápidamente relevados y trasladados, por decisiones políticas.

En  30 días hubo 5 jefes relevados en lo que habría sido la manipulación política más torpe de la institución policial de Monte Quemado, y todos los jefes removidos por un integrante directo de la familia gobernante, quien a pesar de ser un oficial subalterno por las influencias  de su familia en el poder  tiene  más  acción de mando que el propio jefe de policía de la provincia, ya que en reiteradas oportunidades fue trasladado hacia otras dependencia, empero rápidamente fue dejado sin efecto por intervención de la influencias políticas de su pareja, la Secretaria de Gobierno Silvia Castillo y de su suegro, el intendente Manuel Osvaldo Castillo.

De esa forma la estructura policial, desarticulada en sus mandos naturales, el jefe que no respondía a los intereses del grupo poli-político no duraba en su cargo, el poder político local con un supuesto asesor legal de la municipalidad que prestaría funciones en jefatura de gabinete, se encargaba de hacerlos trasladar y de esa forma se degradó a la institución que prácticamente se la resignó al cumplimiento de intereses políticos, atentando contra la seguridad, derechos y garantías de los ciudadanos, usando a la pandemia como el escudo de los abusos y atropellos que fueron inclusive noticia nacional, afectando la imagen del gobierno provincial.  

“Los vecinos de Monte Quemado no desconocen la existencia de esta relación entre algunos policías y los delincuentes, pero el miedo si bien es cierto paraliza, esto no significo que el vecino quedara de brazos cruzados. En muchos casos establecieron nuevas estrategias, ya que al no confiar y ser vox populi el contacto de un sector de la policía con la delincuencia, buscaron en la prensa y en la propia fiscalía las herramientas para vencer a las drogas que están destruyendo la vida de sus hijos. 

 Nadie dudaba la presencia en la estructura de la comercialización de la droga de un grupo de Policías que se sospecha protegían al narco banda que operaba y proveía de la insana mercadería al narcomenudeo local y desde Monte Quemado al país y lo hacían con asombrosa impunidad. Es lo que se habría logrado recopilar en el expediente a donde además se les imputa delitos de Amenazas, privación ilegitima de la libertad, torturas y otros delitos a los integrantes de la organización delictiva copeña. En lo que habría sido el intento de recuperar dos mochilas cagadas de droga.

En otras ciudades

Cabe destacar que el vínculo ilegal entre policiales y narcotraficantes comprobado en algunas otras comunidades impacta en la vida cotidiana de las personas y promueve en ellas estrategias y rutinas de connivencia. Además, el accionar policial en estas zonas no se limita únicamente a evitar la intervención ante casos de delincuencia, sino que al mismo tiempo establece un mecanismo de protección hacia quienes están procediendo fuera de la ley y ofrece la entrega de información para eludir el accionar de la justicia.

Estas fueron algunas de las conclusiones a la que habría también arribado el fiscal, Gabriel Gómez a cargo de lo que fue una brillante investigación, desde la soledad y sin miedo, ni medios logísticos quien, con sabiduría, inteligencia puso detrás de las rejas a los once miembros de la supuesta narco banda, incluido a su propio jefe. El peligroso y escurridizo Tala Arada.

Los trabajos de campo realizados por el Fiscal   identificando las fuentes, la metodología del trabajo y las estrategias para lograr obtener información que muchas veces parecía imposible de conseguir cuando algunos policías que conocen el terreno se los tienen en contra.

Todo indica que el principal escollo de la investigación se la encontraba en una supuesta   connivencia entre delincuentes y algunos policías. Nunca antes se pudo llegar a la cabeza.  El factor sorpresa, fue fundamental, para el éxito de los dos procedimientos realizados por el personal policial que llego hacer el trabajo desde la ciudad capital. Hay que destacar la firme decisión de un fiscal, inspirado en un profundo espíritu de justicia, no se doblego ante los fracasos que lo condicionaba la infidelidad de algunos de sus colaboradores, auxiliares de la justicia y adelanto que se continuara profundizando la investigación y no se descartan surjan importantes novedades en el caso.

Un fiscal de fierro

El Dr. Gabriel Gómez fiscal del Crimen no se entregó y agoto los medios los recursos, para ponerle fin a las andanzas de una peligrosa banda narco en veneficio de la salud de niños adolescentes y jóvenes, de una sociedad, desquiciada.  Los procedimientos y las detenciones   fueron festejados y reconocidos por la ciudadanía Copeña que se ha manifestado a favor del excelente trabajo de la fiscalía, devolviéndole credibilidad a la justicia en una ciudad donde toda la sensación nos parece es la cabeza de playa de todo el narcotráfico del norte grande argentino.  

Lo aclaramos para que nadie se confunda que no es la totalidad de los policías de la comisaria comunitaria de Monte Quemado los que incurren en prácticas desleales. La mayoría de los policías son profesionales y honestos que están alejados de estas cuestiones. Hombres que permanecen frenados por la obediencia de la organización semi-militar dentro de lo que es una   organización verticalista   a la que el poder político local la degradado corrompiendo su estructura en el afán de darle mayor poder de mando a un oficial subalterno por fura del escalafón.