Después de siete meses de haber permanecido clausurado el recinto del “Honorable” Consejo Deliberante y la democracia tambaleando en el autoritarismo, la presidenta del cuerpo Zulma Diaz, en el inexplicable de leyes y reglamentos, convocó a una sección extraordinaria presencial    para tratar como único tema la elección de nuevas autoridades.

El Consejo Deliberante de Monte Quemado seccionó por última vez el 20 de marzo pasado, cerrando (la presidenta) en forma abusiva, arbitraria y con siete llaves el funcionamiento de una institución de la democracia, que contiene a la más genuina representatividad ciudadana y de esa manera liberando al Ejecutivo municipal de los controles que regulen y equilibren al sistema en el funcionamiento de un Estado de derechos.   

El bloque de la minoría, alertados por las denuncias de abusos, arbitrariedades y dudosa administración de los recursos públicos, solicitó a la presidencia del cuerpo el reinicio de las sesiones. En principio, imitando a otros cuerpos colegiados a deliberar mediante sesiones virtuales, iniciativa a la que la presidenta se negó, bajo el vil y mesiánico argumento de razones presupuestarias.

Mientras todos los  parlamentos del país  habían recuperado, por vía de la secciones virtuales y/o presenciales, las deliberaciones, la presidenta del  Honorable Consejo Deliberante de Monte Quemado, como si la institución fuera de su propiedad privada, volvía a rechazar nuevamente otro pedido del bloque de la minoría bajo el argumento de la preservación de la salud de los ediles, para luego contradecir sus propios fundamentos, convoca al cuerpo a una indebida sesión extraordinaria presencial, para abordar como único tema la elección de nuevas autoridades y declarar el receso del consejo deliberante hasta el próximo mes de marzo del año 2021.

La sesión extraordinaria, viciada de nulidad, no tuvo el acompañamiento del bloque minoritario, que se negó a concurrir por considerar de indebida la convocatoria, ya que la elección  de las autoridades del cuerpo no está comprendido dentro del interés público. No óbstate, los cinco ediles oficialistas, usando y abusando de la fuerza del número, habrían guardado en la desvergüenza parlamentaria procedieron reelegir.

Todo esto sucede mientras el pueblo de Monte Quemado se debate en la más terrible de las crisis socioeconómicas. Con vecinos sometidos por un gobierno de familia autoritaria, que se apoderó de las instituciones de la democracia, de las libertades y derechos de los ciudadanos transitando por los extremos de la desvergüenza cuando para evitar controles del Consejo Deliberante fomenta, fomenta el pago promedio mensual de 25.000 pesos a nueve concejales, mientras la desnutrición de los niños de los barrios pobres avanza sin piedad.