Por Tony Villavicencio.- Ha nacido el Salvador. Como en cada Navidad, Jesús vuelve a nacer en el mundo, en cada casa, en los corazones de los cristianos, llega a todos, pero más se ocupa de los barrios, donde en la Navidad la familia no tuvo para esperarlo con la mesa tendida.

Es que las cosas en el departamento Copo, a partir de los tarifazos del Gobierno del presidente Mauricio Macri no están bien. La situación laboral y económica es de crisis y muchos jefes de las familias de barrios y asentamientos de la ciudad de Monte Quemado permanecen desocupados y no tenían otra cosa para esperarlo que su amor, esperanza y su devoción al niño Jesús.

No hay trabajo, no pueden pagar la luz, no tienen cómo comprar el gas. Las familias volvieron a los mecheros y braceros, pero por suerte hay un intendente generoso en la municipalidad que dentro de las limitadas posibilidades de la comuna repartió un pan dulce, una sidra y fue con lo que mucha gente, porque es cristiana, esperó y recibió al Mesías.

La municipalidad se ha convertido en el paragolpes de la crisis, a diario la gente recurre a pedir ayuda, hasta para alimentarse. Hay familias numerosas, que en el mejor de los casos, sobreviven de algunos planes sociales, que no es más que una limosna de un estado, nacional que excluye, amenaza y castiga a los sectores  más desprotegidos  del país. Por citar, lo más reciente, A los Jubilados, con la reforma de la Ley previsional o la reforma tributaria que ataca a las pequeñas emprendedores. La burla del engaño es el método más efectivo del gobierno de Cambiemos

Todo es obra y  gracia del  presidente de los argentinos, que nació y siempre vivió en el barrio Norte de la Capital Federal, que no, respeta la palabra empeñada, ni conoce el dolor que  padecen algunos sectores sociales de la argentina. Todo indica que  se instrumentan políticas, que excluye, no ofrecen  oportunidades a los pobres a los que da la sensación que desde el mismo gobierno los  empuja a la indigencia, esto no es culpa del Presidente Macri, sino de algunos  gobernadores que arreglaron cuentas, firmando el acta de defunción de los abuelos 

Lo concreto es que aquí, en Copo, se acabó el quebracho, y con el quebracho, el trabajo y los gobiernos que se fueron y los que están, no proyectaron otras alternativas para que la gente trabaje y viva con dignidad. Los “iluminados” dirigentes de Cambiemos acusan a los copeños de ser vagos, que viven del subsidio y como algunos vienen a hacer política desde el barrio Norte de la Capital Federal, no se dan cuenta que si no se crean fuentes de trabajo, la gente de algo tiene que sobrevivir.

La progresista cultura de la reja del arado, que avanzó y transformó la provincia, convirtiéndola en el nuevo Santiago, sin infraestructura que seduzca a las inversiones, no llegó al departamento Copo y se frenó en Alberdi y Pellegrini, por lo que el  77% de la superficie de las tierras son fiscales.

La situación hoy sorprende a los copeños, sin caminos; sin agua; sin madera; sin trabajo; con  montes convertidos en troncos y fachinales, por efecto de la irracional explotación del bosque, que enriqueció a unos pocos y empobreció a muchos.