Por Raúl KollmannAnte la Comisión Bicameral de Seguimiento de los Organismos de Inteligencia, el abogado Facundo Melo, integrante del grupo de espías autodenominado Super Mario Bros, reconoció que siguió e hizo informes

sobre Julio César Saguier, presidente del directorio del diario La Nación; Carlos Pagni, columnista del mismo diario, y José Luis Vila, ex subsecretario de Defensa, como parte de una disputa de poder dentro de la AFI.

El abogado Facundo Melo, que integraba el grupo de espías que se autodenominaba Super Mario Bros, reconoció este martes que espió, siguió e hizo informes sobre Julio César Saguier, presidente del directorio del diario La Nación; Carlos Pagni, columnista del mismo diario, y José Luis Vila, ex subsecretario de Defensa en época del gobierno de Mauricio Macri.

El marco del espionaje ilegal no fue un enfrentamiento político, ya que La Nación apoyó el gobierno de Cambiemos desde el primer momento, sino una guerra de poder dentro de la central de espías. Ante la Comisión Bicameral de Seguimiento de los Organismos de Inteligencia, Melo también contó que el seguimiento del periodista Hugo Alconada Mon, del mismo diario, estuvo a cargo de Emilio Mata, otro integrante del grupo que reportaba a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y que provenía de la Policía de la Ciudad. Alconada estuvo el lunes en el juzgado de Federico Villena, en Lomas de Zamora, y vió que la banda de espionaje ilegal hasta tenía fotos de la casa de sus padres.

Según contó el abogado-agente ante la Bicameral, todos los domicilios quedaban cerca, los de Saguier y Pagni sobre avenida Callao a metros de distancia, y José Luis Vila, el otro espiado, había vivido también sobre Callao, pero le colocaron una caja con trotyl cuando ya se había mudado a unos metros. El trabajo consistía en sacar fotos, hacer seguimientos, entregar informes, aunque Melo admitió que convocaron a un narco, Sergio "Verdura" Rodríguez, para que llevara el trotyl, que en verdad no estaba preparado para estallar, sino que constituía una amenaza. El objetivo era sacar de la cancha a Vila, supuesto competidor de Arribas por el cargo de Señor 5, o sea la jefatura de la central de espías.

Como su colega en el grupo Super Mario Bros, el policía de la Ciudad Leandro Araque, el abogado Melo admitió que recibía órdenes del director de Operaciones Especiales de la AFI, Alan Ruiz, y que no sabía exactamente los motivos de los seguimientos e informes de inteligencia. Es más, adujo que se negó a hacer la tarea de espionaje sobre Saguier, pero que finalmente se concretó. En realidad, todo se trató de una guerra por poder dentro de la AFI: Pagni y La Nación salieron a la cancha a sostener que dentro de la central de espías el que mandaba era Daniel Angelici, que Arribas era una pieza de ese entramado y que debía haber un recambio. El columnista era punta de lanza de la ofensiva y en 2017 escribió una nota titulada "El pestilente círculo negro del espionaje", en el que oponía a Angelici-Arribas y otros hombres del gobierno con el círculo rojo, más en sintonía con el empresariado.

En aquella nota, Pagni hacía una larga descripción de las operaciones ilegales de la AFI en ese momento, pero el columnista no tiene un curriculum impecable en esta materia. En sus antecedentes figura la compra de información clandestina a una banda que encabezó Juan Bautista "El Tata" Yofre, otro ex titular de la SIDE, y que investigó la jueza federal Sandra Arroyo Salgado. Pinchaban mails y robaban información desde Cristina Fernández de Kirchner, hasta Alberto Fernández e incluso a figuras del espectáculo como Susana Giménez. Arroyo Salgado, que jugaba en el equipo del otrora poderoso Horacio Antonio Stiuso, decidió anular su propia causa, en una jugada con pocos antecedentes en el mundo judicial.

En la guerra de espías entre La Nación y los otros servicios también tuvo su importancia que el diario de los Mitre publicó la información, surgida en Brasil, de que un cambista cuyo principal cliente era la constructora Odebrecht sacaba habitualmente, de forma oculta, enormes cantidades de dinero para pagar coimas a funcionarios de distintos países. Uno de los beneficiarios de aquellos giros fue el titular de la AFI Gustavo Arribas, que recibió varias transferencias a través de cuentas en Hong Kong. Una hipótesis que siempre se barajó es que aquel dinero era parte de una coima relacionada con una de las obras de mayor envergadura del país: el soterramiento del Ferrocarril Sarmiento, que realizaban en conjunto Odebrecht y Iecsa, la empresa de la familia Macri. Desde la central de espías, parece, querían estar atentos a cualquier cosa que se publicara sobre esa cuestión y era una razón adicional para seguirles los pasos a Saguier y Pagni.

Por supuesto que entre los contendientes no había ninguna guerra de fondo. La Nación apoyó al gobierno de Cambiemos de principio a fin e incluso hoy, después de la catastrófica gestión de Mauricio Macri, sigue respaldando al ala dura de Juntos por el Cambio. Eso no quita la pelea por negocios y poder.

Ante la Bicameral, Melo reiteró que arregló con Verdura la puesta de la caja de trotyl en el edificio de Callao donde había vivido Vila. El funcionario era un candidato a desplazar a Arribas de su puesto y la hipótesis es que lo quisieron amedrentar para que siguiera en su puesto en el Ministerio de Defensa, sin meter las narices en la AFI. Otros dicen que el explosivo era una amenaza relacionada con compras de la cartera en la que Vila era subsecretario.

Finalmente, el abogado-agente también reconoció las operaciones contra Hugo y Pablo Moyano. Melo fue abogado de un barrabrava preso en el penal de Melchor Romero. La AFI le insistió en que debía declarar contra los camioneros pero él dice que se negó y que eso produjo la ruptura con la central de espías.

En este juego sucio, la Comisión Bicameral —en la que conviven el oficialismo y la oposición— tendrá que develar una trama que fue un verdadero atentado contra la democracia.