(Por Tony Villavicencio) En lo que es la emergencia sanitaria y, a partir de la de la cuarentena que obliga a recluirnos a todos los argentinos en nuestras casas, el fenómeno de la redes sociales se convierte en un instrumento comunicacional por donde circula información, que no siempre es verídica.

El objetivo primordial de la falsa información es la de desprestigiar la imagen de personas públicas, instituciones, empresas y/o la del ciudadano común.

El caso más reciente es lo que ocurrió hace dos días en Nueva Esperanza, donde mediantes audios y videos se intentó generar conmoción en la población, “informando” que un comerciante y su familia, portadores del Coronavirus, provenientes de Tucumán ingresaron a la ciudad sin ser controlados por las autoridades.

Lo real

La realidad es que se trata de un vecino que vive en el lugar y que regresaba a su casa desde la vecina provincia. La policía trasmitió la presencia del comerciante a autoridades del hospital público, desde donde se aplicó el protocolo establecido para estos casos. Según indicaron, no presentaban síntomas de la viral enfermedad y fueron acompañados hasta su domicilio para que cumplieran la correspondiente cuarentena.

La  información falsa  fue desmentida por la  directora del Hospital Roxana Dolores Roldan, quien en rápida reacción devolvió la tranquilidad a la exaltada sociedad, desmoronando la intencionalidad de generar miedo y dañar la imagen de las instituciones que integran el Comité de Emergencia departamental y  de su titular el intendente de la ciudad. 

Estrategias comunicacionales

Cabe destacar que las redes sociales plantea un escenario que no debe ser descuidado en las estrategias comunicacionales. Una información falsa, inexacta o equívoca puede afectar garantías constitucionales o legales, el principio de responsabilidad social obliga a rectificar las informaciones falsas, y a precisar las inexactas, mediante acción propia y oportuna,  los periodistas y los medios de comunicación tenemos responsabilidades éticas y legales que debemos observar siempre.

En torno a ello podemos diferenciar dos fenómenos, por un lado las  (noticias falsas) de las redes sociales que se presentan como una noticia legítima y por otro lado  el clip painting, son dos tendencias que se están dando mucho, en algunos casos porque quieren ganar visitas a toda costa y crean mensajes muy provocadores o polémicos, o unas páginas  que quieren ganar un poco de relevancia, en ambos casos  estas noticias buscan dos cosas,  a veces molestar a una persona o sobre una situación lo que se denomina trollear en internet y otro  objetivo es generar trafico dudoso, no fidedigno de noticias.

En tanto que el éxito en la viralización de noticias falsas, se basa en el desconocimiento del ciudadano que retuitea sin conocer el trasfondo  y comparte en Facebook, Twitter, y otras plataformas sociales, sin conocer  la falsedad  del  contenido. Sin embargo el problema no es exclusivo del usuario común, al fin y al cabo, nosotros como periodistas, también estamos expuestos al mismo riesgo.

En relación a este tema, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, en aquel tiempo Ricardo Lorenzetti, alertó sobre la necesidad de "reaccionar y regular" la proliferación de noticias falsas  a través de las redes sociales. "Hoy está en cuestión la credibilidad de la libertad de expresión expresada a través del periodismo profesional, por el surgimiento de una nueva tecnología, que se expresa a través de las redes".

Recientemente escribí  El Coronavirus  y las Redes sociales, y  desde mi humilde lugar me atreví  alertar sobre una nueva expresión que está siendo objeto de gran interés, el mundo pos verdad, y sobre el hecho de que, en realidad, la falsa información, no es nada nuevo y que  se ha convertido en un  vicio al que se le debe poner frenos.  

Restringir la libertad de expresión por las redes sociales para tratar de silenciar a los perversos que escriben noticias falsas,  no sirve más que para deteriorar  la ya percudida  democracia.

A los que usan las redes sociales para informar noticias falsas, déjenlos, que la justicia se encargue de ellos, que ante un pueblo inteligente, como ocurrió en Nueva Esperanza, la verdad ha triunfado y ha expuesto a los manipuladores de las redes sociales al ridículo.