Por Tony Villavicencio.- Hace pocos días la Coordinadora de la campaña Bosques Nativos, de Greenpeace, Noemí Paz, adelantó que es inminente el pronunciamiento de la Suprema Corte de la Nación, con respecto a la demanda presentada por la organización ambientalista internacional, relacionado a la prohibición de los desmontes y tala indiscriminada de los bosques en todo el Chaco Boreal Argentino.

La ambientalista se mostró muy optimista con relación al fallo del máximo tribunal, en declaraciones realizadas en una entrevista en la Radio Universidad de la ciudad de Resistencia de la provincia de Chaco, recaería a la vez que a las provincias de Chaco, Formosa, Salta y Santiago del Estero.

“Al respecto, en defensa del ecosistema y por la continuidad de la vida, hay que evitar el exterminio de los recursos naturales que se explotan en el Chaco Boreal Argentino”, se escucha decir a los ambientalistas subsidiados por los países del primer mundo, a los que les falta oxígeno porque ayer, en pos del ‘progreso y el desarrollo’ que hoy muestran, destruyeron su propio hábitat y coincidimos en que es necesario proteger los recursos naturales empero sin excluir de la solución, a las familias que sobreviven en una relación existencial con el recurso.

En Santiago del Estero en la última década se puso de moda y todos escriben y hablan del medio ambiente, el desequilibrio ecológico y no son menos lo que piensan que referirse al tema, eleva el estatus social, tal cual ocurre con las señoras de la alta sociedad de Londres. Mujeres del primer mundo que sentadas en lustrosa madera de pino argentino, oliendo a perfume francés y envueltas en piel de zorros, esbozan defensa al ecosistema y califican de salvajes depredadores a los pueblos originarios de América Latina a la vez realizan a favor de estas organizaciones ambientalistas, aportes económicos y también de sus influencias.

Copo

La realidad de los bosques y de la gente de Copo, está lejos de ese primer mundo, que es el mundo de las contradicciones y lo superficial. Los tecnócratas desde el más elevado y acertado conocimiento científico, fortificados por el sello universal, sugieren medidas urgentes para salvar los bosques nativos del Chaco Argentino, y en los proyectos de salvataje, omiten a la gente que vive en el monte y de la estrecha relación existencial que estos tienen con el recurso, como es el caso de las familias que sobreviven en las aéreas boscosas.

Es cierto, después de cincuenta años de indiscriminada explotación, los bosques agonizan y algo hay que hacer para evitar su exterminio, pero sorprende cuando, presionados por los grupos ambientalistas, los técnicos y funcionarios, omiten hablar de la gente y de su realidad cultural, social y económica y estamos convencidos de que nada de lo que se haga para proteger al recurso natural, servirá si es que no se tiene en cuenta al lugareño, que también es parte del medio ambiente que se aspira proteger.

Es el caso de las 3.500 familias del interior del departamento Copo, estrechamente relacionadas con los recursos naturales por una necesidad existencial y es claro en caso de sentenciar la Suprema Corte, la prohibición de los desmontes y explotación de la masa boscosa, que primero habrá que resolver el problema socioeconómico de estas familias. De lo contrario, será difícil resolver el problema ecológico, porque la gente de los montes de algo tiene que vivir.