Por Tony Villavicencio.- En  la Municipalidad de Campo Gallo, las cosas no andan bien y la realidad en nada se parece a lo que se publica en algunos medios de comunicación, en el esfuerzo de esconder lo que hay detrás del telón institucional, laboral y político de la ciudad cabecera del departamento Alberdi.

Nadie duda de que todo lo ocurrido tenga una estrecha vinculación con los desaciertos de una conducción política que gobierna y administra el municipio como si fuera propio. En el Concejo Deliberante el bloque mayoritario oficialista utilizando la fuerza del número, lejos de controlar al ejecutivo municipal, legislar y corregir, se ha convertido en la principal herramienta del descarrilamiento institucional.

Informar que las autoridades del cuerpo dentro del edificio del legislativo se niegan a ceder un espacio para el bloque de la minoría justicialista y que los concejales de la oposición no tienen un lugar en el interbloque para reunirse y archivar documentación, pone en claro hasta donde el oficialismo, respeta los derechos de los que piensan distinto.  

Pero esto que pareciera es cultura en las democracias de los pueblos donde aún reina el sometimiento del obraje, Campo Gallo no podría estar excluida y las denuncias por presuntos abusos de persecuciones políticas, son frecuentes y no debe sorprender a pesar de que el gobierno municipal declame y pinte un estado de derecho que para los trabajadores municipales no existe, por más que los obliguen a cantar himnos de libertad.

En Campo Gallo nadie dice nada, pero todos saben: “Las cosas en la Municipalidad no andan bien”. Cuando a un comunicador social no vidente se le envía una carta documento amenazándolo por silenciarlo… Cuando se presiona a trabajadores a negar su propio sufrimiento. Cuando a un ministro del gabinete del gobierno provincial, que vino a presidir un acto oficial organizado por la Municipalidad, lo dejaron sin su celular y el intendente por las radios y las redes sociales ofreció recompensa de 5.000 pesos para el que lo devuelva o dé noticias del aparato, que hasta ayer no apareció. Eso sucedió porque en Campo Gallo, las cosas no andan bien.

El bloque oficialista, que es mayoría en el Concejo Deliberante, no responde a sus representados, sino son fieles, obedientes del ejecutivo, lejos muy lejos de ser freno de abusos y de los excesos y a veces sorprenden, en el sin razonamiento, y al respecto el caso más reciente relacionado a la fracasada convocatoria a cesión extraordinaria (el bloque de la minoría no dio Quórum), donde entre otros asuntos, se preveía el tratamiento del proyecto de ordenanza enviado por el ejecutivo municipal, en el absurdo de intentar cambiar mediante el voto de los concejales, la fecha fundacional del pueblo.

Admitimos que el Concejo Deliberante pueda diferir la fecha de los festejos y acomodar la realización de la fiesta a las vacaciones de funcionarios. Empero cambiar el día del aniversario de la fundación de la ciudad de Campo Gallo, seria alterar la historia y se llega a ese extremo en los pueblos “donde las cosas por más que las nieguen, no andan bien”.