Por Tony Villavicencio.- Las irreparables pérdidas de vidas humanas a consecuencia de accidentes de tránsito ocurridos en los últimos años, y que fueran protagonizados por conductores de  moto-vehículos, invitan a los habitantes de todas las ciudades de la provincia y del país, a reflexionar sobre la inseguridad que representa circular en esos ágiles, veloces y económicos rodados, a los que cuando se los conduce por las calles y caminos con impericia, imprudencia o negligencia, se transforman en un arma mortal.

La crisis financiera nacional que incrementó el precio de los combustibles, es la principal causa de que la gente se incline por ese medio de movilidad motorizado de bajo consumo y en ese sentido Campo Gallo, Monte Quemado, Pampa de Los Guanacos, Sacháyoj, Nueva Esperanza y Quimilí, no escaparon a la realidad nacional y provincial, donde la adquisición y utilización del moto-vehículo, es ya de utilización masiva, al extremo de que en los caminos rurales, son visibles los senderos por donde circulan estos livianos y veloces vehículos.

Los rodados menores, en sus diferentes marcas, modelos y cilindradas, han sustituido a la bicicleta, habiéndose transformado en un medio de transporte motorizado, económico, ágil y veloz; condiciones que cuando se las utiliza con prudencia son beneficiosas, especialmente para aquellas personas que por diversas causas, trabajo y/u otras actividades recorren largas distancias, o registran intensa movilidad, dentro de una misma ciudad.

Las motos por las calles de la ciudad y caminos rurales de la zona, van y vienen. La circulación de estos rodados representa una preocupación, cuando se observa que en muchos casos, los conductores transitan sin respetar normas de tránsito. En su mayoría, no usan cascos protectores, y la inseguridad se re-potencia, cuando los que conducen se tratan de adolescentes y hasta en oportunidades niños.

También es normal, ver por las calles circular en una moto que es para dos personas, que carguen a la familia de hasta tres o más miembros, y en muchos otros casos, adolescentes y jóvenes, que descargan toda la inexperiencia, imprudencia y negligencia, en el puño del acelerador de las motos a las que en picadas, convierten en verdaderos bólidos que asustan, exponen y alertan de que algo hay que hacer, para evitar en el futuro que se protagonicen otros accidentes que podrían ocurrir y ocasionar lamentables e irreparables pérdidas.

Es de destacar que, los accidentes de tránsito que antes se los leía en los diarios o miraba por televisión, hoy ocurren en nuestras calles y también se los lamenta en Campo Gallo, Monte Quemado, Nueva Esperanza, Pampa de Los Guanacos, Sacháyoj y Quimilí. De nosotros, de nuestra educación, depende evitar que estos sucesos se repitan, que cuando suceden, nos llega a todos y tarde sobre el dolor, reflexionamos que hay que “manejar con prudencia, perder un segundo de reloj y no la vida en un segundo”.