Por Culimpio.- Estaba Culimpio pensativo, cabizbajo y meditabundo. Y su mente correteaba en recuerdos de cuentos, que le leía sentadito en un tronco a su madre, recostada en su cama de palo y sunchos a la luz de un mechero, en las noches del campamento.

Pensaba Culimpio intentando ordenar su memoria  y asimismo se respondía: “Yo para entonces habría tenido 10 años, y hoy ya sexagenario, ¡tengo tan claro esos momentos en los que mi madre analfabeta, me pedía que le leyera los cuentos! Ella sin saber leer ni escribir, me estaba enseñando poniendo oído e interés a mi lectura, que a la vez dejaba valores en el contenido del mensaje. Aunque la pobre siempre agotada en cada jornada, cansada de tener que atender 12 hijos se quedaba dormidita antes del final del cuento, hoy desde la travesura de mi periodismo, lo comparto con todos los lectores de El Municipal Web”.

Cuento de la rana sorda

Un grupo de ranas viajaba por el bosque, cuando de repente dos de ellas cayeron en un pozo profundo. Las demás se reunieron alrededor del agujero y cuando vieron lo hondo que era, le dijeron a las que estaban caídas que para efectos prácticos, debían darse por muertas. Sin embargo, ellas seguían tratando de salir del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras les decían que esos esfuerzos serían inútiles. Finalmente, una de las ranas atendió a lo que decían las demás, se dio por vencida y murió. La otra continuó saltando con tanto esfuerzo como le era posible. La multitud le gritaba que era inútil pero la rana seguía saltando, cada vez con más fuerza, hasta que finalmente salió del hoyo. Las otras le preguntaron: "¿No escuchabas lo que te decíamos?" La ranita les explicó que era sorda, y que creía que las demás la estaban animando desde el borde a esforzarse más y más para salir del hueco.

La palabra tiene poder de vida y de muerte. Una voz de aliento a alguien que se siente desanimado puede ayudarle a terminar el día, mientras que una palabra negativa puede acabar por destruirlo. Cualquiera puede decir palabras que roben a los demás, el espíritu que les permite seguir la lucha en medio de tiempos difíciles. Tengamos cuidado con lo que decimos, pero sobre todo con lo que escuchamos.