Por Tony Villavicencio.- La manipulación de la información puede considerarse como un tipo de comportamiento que muchos medios de comunicación en estos últimos tiempos lo ponen en práctica, silenciando o suministrando información a media verdad a media mentira.

En nuestro entorno laboral o social es común encontrar personas que tienen gran facilidad para influir sobre otros. Sin embargo, cuando esta influencia es empleada desde los medios de comunicación, con el único propósito de satisfacer y complacer las propias necesidades a costas del derecho de informarse, es peligroso y nocivo para la sociedad y también para el sistema democrático.

El ser humano sólo puede vivir en sociedad. Pero la sociedad no existiría si las personas no tuvieran confianza recíproca, o sea, no se manifestase la verdad. el lenguaje y el mensaje manipulado, pueden ser recibidos con confianza y buena fe, y conduce a las personas no según la verdad, sino según las intenciones del manipulador y es a lo que no solo los comunicadores, sociales, sino los hombres de bien debemos oponernos.

Toda manipulación es una mentira al servicio del afán de dominio sobre los demás. Todos los seres humanos buscamos naturalmente la verdad, tanto en acción como de palabra, por lo que es la actitud denominada, franqueza, sinceridad, veracidad. Pero además de buscar la verdad, también encontramos la mentira, que es el atentado directo contra la verdad.

Es la intención de engañar al otro, de simular y ser hipócrita, ella induce al error al que tiene derecho de saber la verdad, destruye los vínculos esenciales del hombre, por lo que todo hombre debe a los demás la manifestación de la verdad. La gravedad de la mentira depende de la verdad deformada, de la intención del que miente, y de los daños producidos. Ésta atenta contra la capacidad de conocer, de tener juicio y decisión libre y rompe las relaciones, de confianza individual y más aun de la sociedad.

Aseguran los especialistas que el derecho a conocer la verdad está sujeto a tres condiciones: al bien común, a la seguridad individual y al respeto a la privacidad. Por esas razones se puede estimar el revelar o no la verdad a quien lo pide, por lo que no hay obligación de revelar a quien no tiene derecho de conocerla. Un ejemplo de ello es el secreto profesional, el secreto de confesión. Mentir no es sólo faltar a la verdad. No es sólo decir una cosa por otra. Mentir también es no decir la verdad completa, y es lo que pasa en algunos medios, existiendo el deber de hacerlo o exigiéndolo así las circunstancias. Sobre todo cuando, por una verdad a medias, se induce a otro a decir o hacer algo que, con la verdad plena, no habría dicho o hecho, o habría dicho o hecho de otra manera. Un mínimo de verdad es indispensable para justificar una información, que honestamente no puede claudicar de ella amparándose en teorías filosóficas escépticas radicales en materia de conocimiento.

Decir la verdad es a menudo muy difícil, mentir por omisión, una de las maneras es callar, puede hacernos culpables de ocultar la verdad. Sin tener en cuenta de la intención, los resultados son los mismos: las personas y la sociedad esperan que se les diga la verdad y cuando no, sentimos que el diálogo se convierte en un fraude. Hay áreas específicas en el tratamiento profesional en que la lucha entre el callar y el señalar ciertas características de alguna manera involucra sacrificar el pacto de honestidad que se supone entre el medio y el consumidor de esa información.

En cualquier sociedad se da una general apetencia hacia dos objetos: el poder económico y el poder político. Ambas formas de poder, cuando con voracidad se aplican, y utilizan la manipulación de la información, para convertir a las personas en súbditos, consumidores, en posibles votantes o compradores de esa información a medias o falsa. Morbosidad cuando se presenta la noticia, de asesinan tos, violaciones , con una espectacularidad, mediática , que en realidad esconde con desesperación la necesidad de ocultar lo otro.

Algunas empresas de medios no son ajenas a este tipo de manipulaciones. Cuando de las jefaturas de redacción se preocupan de suministrar a la sociedad la dosis de sensualidad suficiente para mantener despierta la sensibilidad animal de los ciudadanos. La forma más clara de manipulación es la morbosidad, con la que se informa, en medio de una verdad.

En fin, la manipulación entra en juego en el momento en que la persona que la utiliza actúa para cumplir sus deseos sin valorar o tener en cuenta los intereses de los demás. Un sujeto que manipula e influye sobre sus víctimas de una manera hasta obsesiva, con tal de conseguir sus propios objetivos, se posiciona en un lugar de poder, apoyándose con amenazas directas o indirectas, promocionando el desprestigio, devaluando o marginando al que se resiste someterse a su juego. Que nos es otra cosa que el de manipular la información en beneficio propio.

No se puede callar él dolor, el sufrimiento y las injusticias, que padecen los mas débiles de la sociedad. Particularmente en mi, cada vez que el manipulador arrojaba este tipo de noticia al sexto, el no poder ayudar a los mas debiles, a los que sufren, hacia sentirme un miserable en el ejercicio de la profesión de comunicador social.

Negar la verdad es oponerse a la realidad, en la obra de un manipulador es presentar lo falso como verdadero, lo negativo como positivo, lo degradante como beneficioso. Nosotros desde este diario digital El Municipal Web, solo procuraremos convertirnos en el refugio de los pobres.