Por Tony Villavicencio.- En una de mis canciones escribí una frase: “Ellos son como son, por lo que tienen, ellos son como son, por lo que pueden. A veces es difícil ser lo que no siempre es, lo que es y lo que es, no siempre es lo que ves”.

Lejos de ser un juego de palabras, el sentido que encierran es mucho más amplio y, más aún, aplicable a los tiempos que estamos viviendo en nuestro país, donde los medios de comunicación escritos, orales y televisivos del grupo Clarín se convierten en una verdadera estafa al imaginario social y en lo que es un atentado a la libertad de prensa, que en realidad no existe, lo que predomina es la libertad de empresa, de un grupo dominante, al servicio del gobierno de Cambiemos. 

Ricos empresarios

Es indudable que entre los ricos empresarios que nos gobiernan y los pobres de la sociedad, hay un espacio que lo rellenan los monstruos de una monopólica prensa, que usa el exitismo de una falsa información que distorsiona y engaña a todos los argentinos.

Estas inocentes estrofas de un mensaje de rebeldía, resulta ser la síntesis perfecta del contexto que lastimosamente vivimos y en el cual la democracia fue secuestrada por facciones antidemocráticas que nos inducen a ser una sociedad fascista, disfrazada de formalismos, donde los ciudadanos solamente somos invitados para votar, creando así una democracia de baja intensidad. 

Al mismo tiempo, los oligopolios de medios construyen una verdad confundida hasta la saturación, por todas las plataformas posibles, volviendo ese discurso falso en real, creando así en el pueblo una falsa conciencia de metodologías, de conductas humanas, produciendo información, que lejos de aclarar al pueblo, lo confunde.    

Justicia adicta

Estamos en plena refeudalización, donde los medios del grupo Clarín no tienen ni siquiera la mínima intención de purificar el conocimiento del imaginario social. La capacidad de crítica o de análisis de una sociedad es equivocada, cuando en la información, la única razón la tiene el que ejerce el poder. 

El dirigente político o gremialista que piensa distinto, defiende los derechos de los obreros y protesta. Está claro que es la justicia la que se encarga de inculparlo, asustarlo y callarlo y como apéndices de esa justicia sospechada de imparcial, los medios de comunicación adictos al gobierno, se ocupan de escracharlos.

Ese es el marco del funcionamiento de una democracia simulada, donde no existe la división de poderes, donde se gobierna a fuerza de decretos de necesidad y urgencias, modificando lo que es exclusiva responsabilidad del Congreso de la Nación, por citar lo más reciente, la designación de dos jueces de la Corte. Por decreto, suprimir el Fondo Federal Solidario, que es Ley, abusos inadmisibles y acallados por una oposición a la que se le infundió miedo. Temerosa de que se le fabrique una causa en la justicia y expuestos a ser escrachados por la prensa adicta. De esa manera, el gobierno de Cambiemos la alinea y la controla.

Lo que se niega

Un informe de la Universidad Nacional de Avellaneda, publicado recientemente, indica que sólo al 2% de la población argentina le fue mejor en estos últimos tres años. Más adelante afirma que la caída del nivel de vida de los argentinos es el más deteriorado de América Latina. 

Sin embargo -y a pesar de esos números catastróficos-, estos medios siguen repitiendo frases y conceptos amasados por este populismo de derecha, que apela a convertirnos en enemigos de los pobres y de los desprotegidos, a los que se los acusa de sobrevivir de un plan, se los descalifica y se los devalúa por las redes sociales, en operaciones que están claramente dirigidas por los espacios del poder.

Por esta razón, es imprescindible que los espacios de acuerdo social sean recuperados y sobre todo comprender que lo distinto no es sinónimo de enemigo, sino simplemente de ser diferente; y por sobre todas las cosas, la dirigencia de los partidos y frentes opositores deben perder el miedo y entender que la sociedad necesita gestos valientes, solidarios y humanos, para despojarse de la pobreza y lograr la felicidad y bienestar.

Carceleros morales

Sin lugar a dudas, hoy estamos viviendo una Argentina con imaginarios poscoloniales, en sociedades coloniales. Vivimos una Argentina con imaginarios democráticos, en realidades dictatoriales, y es la prensa adicta la que presenta al gobierno como si fueran los carceleros morales y éticos cuando todos conocemos a estos empresarios que hoy nos gobiernan. Son los mismos los que hasta ayer formaban parte de la patria contratista que exprimió al Estado. 

Los argentinos no tenemos que perder las esperanzas de vivir un tiempo de transiciones hacia una nueva democracia con justicia social y libertad, aunque aún estamos en medio del purgatorio, pagando las cuentas de nuestros propios pecados. Nosotros los elegimos, son los mismos y somos nosotros los argentinos los que no nos debemos de perdonar el error de haberlos elegido.

Si los argentinos fuimos a las urnas, votamos a los pudientes, convencidos que los ricos, nos volverían ricos, hoy está muy claro: los ricos son más ricos y el pueblo obrero y trabajador cada día más pobre. 

Tal vez seamos nosotros mismos monstruos de nuestras sociedades, responsables de lo mal que le va a nuestra democracia, pero debemos no abandonar la idea de un futuro mejor, pero sin mendigar, hay que soportar buscando escapar de este despotismo económico sin dignidad, gobernados por un grupo de empresarios, que nos exigen a todos los argentinos de enamorarnos de quienes son nuestros propios usureros.