Por Tony Villavicencio.- Otra vez el Hospital del Norte Grande de la ciudad de Monte Quemado sacudiendo la sensibilidad de los copeños, cuando se habrían negado a enviar la ambulancia para auxiliar una niña enferma en el interior del departamento.
Nadie, hoy por hoy, puede desconocer que el servicio de la salud pública que presta una obligación de medios y no dé resultados. Pero aun así, bajo ningún punto de vista el hospital debe descuidar acciones comprometidas, inmediatas y acordes a cada caso, extremando los recaudos a fin de poner a disposición del enfermo toda la experiencia y los conocimientos de la medicina custodiando la salud.
Estamos en Monte Quemado y después de 40 años de democracia, nada cambió. Todo sigue de igual a peor. Ayer por las redes, una niña que se la suponía en alto riesgo de vida, solicitaban con urgencia una ambulancia, a la que se le negó, privilegiando el cuidado de la ambulancia y desatendiendo la vida de la menor cuyos padres aseguraban que padecía una hemorragia.
Lo concreto es que una empleada administrativa del hospital, sería quien en la desesperación, se negó a atender la urgencia. Todo se desarrolla como antes, los que debieran preocuparse y hacer notar a las autoridades del Gobierno de la Provincia, es que Monte Quemado se encuentra inmerso en profunda crisis sanitaria, económica, social, pero más de valores.
Nos preguntamos con legítimo derecho es quien designa a una empleada administrativa para decidir cuándo va salir la ambulancia para realizar una derivación o un auxilio, y entonces nos damos cuenta que se designan en el hospital de Monte Quemado, en puestos claves, no sólo sin el adecuado conocimiento, sino también con una marcada insensibilidad.
Pero a pesar de la negación, estuvimos siempre atentos al funcionamiento del hospital y no nos callarán. Siempre este diario digital denunció la precariedad de un sistema sanitario que demanda elevar su complejidad porque de continuar con las graves deficiencias en el sistema sanitario local, coloca en situación de alto riesgo la salud de los copeños.
Si es cierto, hay que reconocer que tenemos una infraestructura hospitalaria faraónica. En el departamento somos más de 70.000 habitantes y no hay un servicio de emergencia. No hay recursos humanos, faltan especialidades, aparatología, remedios y en casos por estos días la intervención sumida en el desorden y la desconfianza.
Nunca nada volverá a ser como antes. En el Hospital había un médico cirujano, un anestesista y con ellos en la urgencia teníamos todo para salvar una vida y hoy, sanitariamente estamos peor, el hospital público es una guitarra sin cuerdas, no hay médico cirujano, no hay anestesista. Para salvar una vida hay que recorrer 400 kilómetros para recién intentar en la urgencia asistir al paciente.
No podemos vivir en una ciudad que se autodestruye inconsciente de sus derechos y sus propios límites, observando que por defender la causa del poder se callan y cuando alguien se atreve a denunciar el sufrimiento del pueblo, se muestran indiferentes y es por eso desde hace años todo sigue igual. Por unos días van y vienen los médicos, siempre las mismas promesas y todo seguirá igual.
Cuantas veces vinieron autoridades del Ministerio de Salud y siempre los que reclaman son los mismos y desde el Gobierno provincial con la complicidad del poder político, otra vez la mentira, corriendo detrás del engaño, con un interventor a distancia que otorga poderes extraordinarios a una joven empleada administrativa, aceptando o negando la urgencias de las derivaciones ordenadas por el médico, bajo pretexto de ahorrar el combustible de las ambulancias en lo que sería un perfecto negocio de un sistema de salud precario.
En Monte Quemado tenemos el convencimiento de que la política pone en evidencia que aquí fracasó la democracia que siempre estuvo dirigida al lucro sobre la explotación de la mayoría, donde las desigualdades profundas de los niveles sociales marcan presencia en las instituciones del Estado.
¿Ya nos pasó?
Vivimos en una ciudad superficial, donde desde la política se practica el materialismo y se disfraza la solidaridad. Donde en el hospital del Norte Grande en la urgencia se puede morir una joven por una simple y curable apendicitis... Como ya ocurrió. Cuando en el parto se nos muere una madre y su hijo porque no hay medios para una simple cesárea o cuando una parturienta muere por una hemorragia y no tenemos un banco de sangre, como ya nos ocurrió. O cuando sin la presencia del médico de guardia, una enfermera inyecta a una paciente alérgica a la penicilina y se muere sentada en la banqueta de la guardia… Como ya pasó.
¿Acaso los del Ministerio de la Salud desconocen que el servicio sanitario del Hospital Regional del Norte Grande de la ciudad de Monte Quemado es deficiente y con frecuencia hay que lamentar fallecimientos de pacientes con enfermedades que para la medicina en la atención oportuna de las urgencias son curables?
La historia se repite. Y otra vez, ayer una niña en La Firmeza desangraba, familiares pedían a gritos una ambulancia y el negocio de la nafta o de romper la ambulancia fue más importante que salvar una vida.