Por Tony Villavicencio - parte I | Por los medios de comunicación y las redes sociales, con los discursos de rencor cabalgando sobre las ideas de los hombres, siempre gana el odio y  los santiagueños mayoritariamente votamos a conciencia y por la Patria.

La  ultraderecha del  fascismo gritando  promesas libertarias de Militarizar,  Privatizar YPF, entregar a Margaret Tacher y a los  Kelpler las Islas Malvinas, blanquear a los genocidas de los 30 mil desaparecidos, por no acompañar a los libertarios nos  llamaron a  los santiagueños, vagos, plan-eros, parásitos del estado y todo  por no comprar el buzón con el que vendió y confundió a la mayoría Argentina el presidente electo  Javier Gregorio Milicowich.

En Argentina quedó demostrado en estas elecciones que  cuando nos dispersamos somos débiles. Cuando nos dividimos perdemos capacidad de reacción y dejamos espacio para que el discurso de odio sea la herramienta de la política  más eficaz dejando invadir la conciencia.  

El odio viene siempre envuelto en ideas simples, generalmente falsas, fáciles de entender, que calan rápidamente en una parte importante de la opinión pública, el   que no esté alerta por cualquier circunstancia, el odio  limita su capacidad de observación y analices, y nos aleja de una decisión coherente.

 Este resultado electoral tiene que ver con un plan sistemático, que este diario digital lo denunció en varias ediciones y que lo comenzó hace varios años sembrando  el grupo Clarín con un mensaje de odio. Algo parecido ocurrió con la hoy tambaleante democracia de Perú y también se intentó sin éxito en Bolivia y Chile.

Buscando los titulares de diarios de América Latina, me detuve, en un titular del diario El Sol de México. Donde se titulaba    “Argentina: Ganó la  Ultraderecha fin del Estado solidario”.

En su contenido, el informe se refiere a la situación socio económica del país y se pregunta, en ese mismo artículo  ¿quién va dar de comer a las casi 3 millones de familias argentinas sin trabajo y que sobreviven del subsidio del Estado”.

Sin dudas, como  la prensa mexicana, también el mundo se encuentra sorprendido por este resultado a favor de un proyecto de gobierno que propone incorporar al mercado un capitalismo salvaje, condenando a las clases sociales más bajas  al hambre y a la miseria.  “Habría que recordar al electo presidente que la oveja siendo ovejas cuando tiene hambre rompe el cerco”.   

No solo la propuesta del gobierno electo, representa el aniquilamiento de la Justicia Social y  significa un retroceso  de los Derechos Humanos, el avance de la  intolerancia totalitarista que con prisa y sin pausa, se irá  apoderando de nuestros espacios de democracia, de nuestros derechos y de nuestras conquistas sociales y políticas, ahogando el futuro de un estado solidario que dejará de ser responsable de la salud pública, de la educación pública y de la seguridad pública.

En estos años, los argentinos observamos en la estructura del poder judicial muchas formas de odio, de discriminación, de abusos. La Suprema Corte de Justicia  y toda la estructura del poder judicial corrompido  se convirtió en  verdugos de la dirigencia política opositora al Macrismo a quien   nunca llamaron para preguntarle donde fueron a parar los millones de dólares del préstamo.

La justicia irrumpiendo la moral y la  ética con acusaciones hacia la persona de los más prestigiosos dirigentes y funcionarios del gobierno opositor. Con denuncias que nunca estuvieron inspiradas en el ánimo de justicia,  todo  fue parte del libreto para justificar los titulares del diario Clarín, porque desprestigiando a la dirigencia se debilita a las democracias

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