Tony Villavicencio.- Especialistas de varios países juzgan que detrás de la muerte del Fiscal Alberto Nisman estuvieron los servicios de Inteligencia de los Estados Unidos de América. Y si hubo un suicidio, ellos lo instigaron; y si fue un homicidio, ellos lo planificaron. Es absurdo creer que fue el gobierno. Nadie es tan torpe para cometer ese error, opinan los entendidos.

A la estrategia, se supone, la pusieron en marcha con el propósito de arrojar el cadáver del fiscal a la Casa Rosada y provocar la desestabilización política y social del país, culpando del crimen al Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Por otra parte, a los especialistas en el análisis le resulta extraño que un hombre de Leyes como el Alberto Nisman, a su denuncia primero la pronuncie en los canales de televisión del grupo Clarín y días después concurriera a formularla en el ámbito de la Justicia, para luego encontrarlo muerto y la incertidumbre de lo que realmente termino con su vida.

Por naturaleza de coincidencias, si fue suicidio, la intención fue clara, culpar al Gobierno.

La conducta del fiscal Nisman hace dudar de que su denuncia haya estado inspirada en el ánimo de justicia ¿Un hombre de derecho con la experiencia del fiscal?, deberíamos preguntarnos.

¿Qué fin perseguía denunciando primero en la prensa y luego recién hacerlo en la justicia? Para los expertos esto no cierra, ello es inadmisible en un fiscal del Estado.

Todos los argentinos somos testigos, después de su muerte el caso fue manipulado sin escrúpulos, y no sería extraño que el Grupo Clarín también hubiere formado parte del complot, que es cierto, no tuvo el efecto esperado por sus ejecutores: desestabilizar al gobierno y provocar el caos social y político del país

Suicidio o asesinato. Uno u otro, quedó entre la luz y las sombras. Pericias de un suicidio, pericias de un homicidio, después de cinco años, otra vez más de lo mismo.

Vergonzoso

A esta altura de los acontecimientos, en la historia argentina no hubo otro hecho con una manipulación tan notoria como en el caso del fiscal y ahora, muy de acuerdo con la actual marcha de la política argentina, que preanuncia el regreso de lo que para los ricos es el populismo, no por mérito, sino por los desaciertos del actual gobierno y otra vez en medio del desconcierto económico, es la justicia la que remueve la tumba de Nisman para provocar no un hecho de justicia, sino con intencionalidad (o no) para transformar el escenario político del país.

Justo ahora, al suicidio la Cámara lo transforma en homicidio y esa resolución se convierte en la herramienta para el futuro político del país. Sin duda, los jueces de la Cámara, lo que están decidiendo es la continuidad del neoliberalismo, en la búsqueda de clausurar las puertas al populismo de la ex presidenta Cristina Fernández.

Sospechas

En consecuencia, la resolución judicial de la Cámara está cargada de sospechas a partir de que en Argentina muchos creen que el cambio de la caratula tendría el objetivo de frenar la candidatura de la ex presidenta, que por los mismos desaciertos del gobierno de Cambiemos, su figura crece y podría (con posibilidades ciertas) reconquistar el sillón presidencial en las elecciones del 2019. No podemos decir que esto es así, pero todo indica que la resolución judicial tiene a cambiar el escenario político de la Argentina. Lo curioso es que se repetiría lo de Brasil, cuando también es la justicia de ese país la que deja afuera de la candidatura a Lula Da Silva, cuando las encuestas le dan ganador de las presidenciales de su país.

No existe el crimen perfecto y creo que este es el primer error de un complot que se inició con la muerte del fiscal hoy queda develado, que si a Nisman lo asesinaron, todo hace suponer que los autores fueron sus propios aliados, aquellos con quienes formaba parte del complot. Si se suicidó fue una luz de conciencia que le advirtió que estaba formando parte de una maniobra que atentaba con la estabilidad de su patria y de la que ya no se podía apartar y entonces la decisión terminal.

Son dos hipótesis, pero lo qué es claro es que quienes lo instigaron al suicidio o lo asesinaron, fueron sus propios aliados.

El macrismo es un equipo de “cajetillas” del barrio Norte que corren detrás de la moneda, embriagados de poder, al que los usan en su mejor intención de continuar por otra gestión en la Casa Rosada.

Al molde de los yanquis

Es evidente que en Argentina, lo mejor que le podía pasar a la primera potencia del mundo es un presidente como el que tenemos. Vacío de ideales, sin proyectos de país, sin sentimiento de patria y sin otra ambición de llegar a la primera magistratura, uniendo el poder económico con el poder político y entonces hoy nos damos cuenta que no es casualidad que otra vez los argentinos nos encontremos encorsetados por el Fondo Monetario Internacional, Fondo con el que Estados Unidos maneja la política, la economía y el destino de los países deudores.  

Entonces no podía pasarle algo mejor a la primera potencia del mundo que el gobierno de Cambiemos, que inocentes admiten que los yanquis aspiren poner una base militar en Neuquén y no advierten que los servicios de inteligencia en forma encubiertas están operando y acomodando las democracias de todo América Latina y también de Argentina en función de sus intereses.

Estados Unidos no admite que los países gobernados por el socialismo promueven la autonomía cultural, comercial, económica y política y no perdonan el haber roto el cerco al iniciando un intercambio comercial con países de los otros continentes como China, Japón, el Medio Oriente, habiendo terminado con la dependencia y el yugo del capitalismo que los condenaba a ser países subdesarrollados y pertenecientes al tercer mundo.

Nuevo pensamiento

Es por eso que los Estados Unidos, desobedecido y debilitado en su poder y economía, por el nuevo pensamiento que había ingresado a los países de América latina, decidió infiltrarse en las políticas para romper el nuevo pensamiento de unidad promovido, en su momento por los presidentes Néstor Kirchner (f); Hugo Chávez (f); sustituido por Nicolás Maduro; Lula Da Silva; la destituida Michelle Bachelet; Rafael Correa y Cristina Fernández de Kirchner.

Las operaciones en contra de estos gobiernos alcanzaron a toda América Latina. En Venezuela, primero con el extinto Hugo Chávez, la continúan con Nicolás Maduro, promoviendo mediante infiltrados movilizaciones violentas y es la prensa adicta de distintos países, la que desprestigia la democracia venezolana, declarando los Estados Unidos el bloqueo económico a ese país.

Hay quienes adelantan que los yanquis tienen preparado algo peor para Venezuela, dueña de las reservas más importantes de petróleo del mundo.

En Ecuador los quieren desterrar a Rafael Correa de su propia patria. En Brasil fueron los gestores para destronar a la presidenta, Verónica Michelle Bachelet y como si esto fuera poco ante la eminente vuelta al gobierno de Lula Da Silva, desde las sombras promovieron su condena y lo mantienen preso. Claro que para poder llevar adelante en los países de América Latina, el plan de aniquilación del socialismo fue necesaria la participación de traidores a la Patria.

Causalidad

Esto no es casualidad, sino causalidad, los Estados Unidos, con sus servicios de inteligencia, se infiltraron en la vida política de todos estos países y opera mediante personeros y si eso no es suficiente para el fin que persiguen, también asesinan, poniendo en práctica estrategias que pudieran tener un impacto en la vida política, económica y social de los pueblos administrados, por lo que para ellos son gobiernos populistas.

Está claro y vale repetirlo, atacan la democracia en Venezuela, operaron la destitución de la presidenta Michelle Bachelet, impiden la candidatura de Lula Da Silva en Brasil, denunciaron a Rafael Correa en Ecuador y ahora en Argentina no están ajenos al cambio de caratula del caso Nisman.

¿No resulta sospechoso que los presidentes y ex presidentes de una misma línea de pensamiento que gobernaron los países de América Latina estén sentenciados por la justicia e imposibilitados de ser reelegidos?

Entonces no es descabellado y da el derecho a suponer que esta medida judicial de transformar el suicidio del fiscal Nisman en homicidio, escondería el fin de impedir la candidatura 2019 de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que como Lula en Brasil, la muestran con las más firmes posibilidades de volver a la Casa Rosada y no por obra de su gestión, sino por obra de un gobierno que no le encuentra el rumbo a la economía, empobreciendo y endeudando al país.