El término “Justicia”, según la RAE, es el principio moral que inclina a obrar y juzgar respetando la verdad y dando a cada uno lo que le corresponde. Esto es, traducido a un concepto más amplio, lo siguiente: “La justicia es un conjunto de valores esenciales sobre los cuales debe basarse una sociedad y el Estado, estos valores son el respeto, la equidad, la igualdad y la libertad”; también tenemos la Justicia Divina, que dicen que es la que más pesa, cuyo juez es Dios, quien posa su mano sobre aquellos que se portan mal para que paguen sus culpas, y está también, de una manera más clara, la ley de causa y efecto, eso que le llamamos “Karma”, que no es más que el resultado de nuestras propias acciones y, según las filosofías orientales, cargamos con ello durante varias vidas.

Se preguntarán a donde voy con esta pequeña conceptualización de la justicia y se los diré sin dar muchas vueltas, con todas las letras y obviando el principio de quienes escribimos en los medios “¡QUIERO JUSTICIA POR MARITO SALTO!”.

Marito Salto fue un niño quimilense, de apenas 11 años, criado en el seno de una familia humilde del barrio San Francisco, de la ciudad de Quimilí, sector un tanto alejado de la zona céntrica, ubicado a la vera de la Ruta Nacional 89, que une Quimilí con Suncho Corral, desde donde es mejor trasladarse en algún vehículo para no sentir tanto el peso de la distancia. El changuito sabía pasear en su bicicleta en horas de la siesta con algunos amigos y conocidos, frecuentando asiduamente aquel sitio que lo vio por última vez, la tarde del 30 de mayo del 2016. Por supuesto que de su vida supimos después de…

A Marito lo tuvimos que conocer cuando, entre la incertidumbre y la esperanza, comenzamos a buscarlo en la represa, cuando supimos que allí no estaba, cuando su ausencia nos caló hondo; cuando nos enteramos de que ya no volvería y su nombre invadió las portadas de los diarios nacionales y provinciales, porque su cuerpo, luego de ser sometido a las peores aberraciones humanas, fue encontrado desmembrado, adentro de bolsas negras, a la orilla de la Ruta Provincial 6, en el extremo opuesto al lugar de su desaparición, es la ruta que une Quimilí con localidades como Cejolao, Otumpa, Sacháyoj, entre otras comunidades pequeñas.

El 2 de junio del año 2016, un nuevo hecho de sangre conmocionaba al país: Marito Salto, luego de dos días de búsqueda, fue encontrado sin vida. Su cuerpecito mutilado, distribuido en bolsas, apareció entre unos yuyos, a los ojos de un vecino que pasaba por el lugar, quien dio inmediato aviso a las autoridades del macabro hallazgo, que ni siquiera él se imaginaba. Lo demás lo hemos vivido en carne propia a través de los medios: búsqueda, cabos sueltos y errores, averiguaciones, más cabos sueltos y errores, detenciones e imputaciones, nuevos errores y cabos sueltos. Esto, a ojos de todos.

En estos dos años que se cumplirán del asesinato de Marito Salto han sucedido innumerables vueltas en la justicia, muchos dimes y diretes en el pueblo y en las oficinas de Tribunales, muchas opiniones y pocos aciertos. Quizás lo más trascendental ocurrió a finales del mes de noviembre del año pasado, cuando la jueza Falco, luego de un gran operativo montado con perros adiestrados, tras la búsqueda de tintes satánicos y encontrando mensajes manuscritos sobre el “supuesto crimen satánico de Marito”, detuvo a un supuesto líder, además devoto de San La Muerte, manifestando ante medios provinciales y nacionales, que el crimen del pequeño pescador estaba resuelto. ¿Resuelto o supuestamente resuelto?.

A la fecha, todas las “evidencias” encontradas no fueron peritadas, la familia Salto sigue deambulando los pasillos buscando respuestas y realizando marchas pidiendo justicia. Los detenidos son los de siempre, las dudas cada vez más profundas; si les cuento de las mías tendríamos que volver al día que supe que Marito había sido víctima de la perversión y la criminalidad de algunos que fueron concebidos seres humano y que Dios quiera algún día sean puestos en una silla y debidamente juzgados, porque en estos casos la Justicia Divina no alcanza, porque así como los que delinquen, asesinan y violan tienen derecho a un abogado, al habeas corpus, al arresto domiciliario, a la excarcelación, a las visitas higiénicas, a un sueldo, Marito y todos los que estamos afuera tenemos derecho a un Juicio justo basado en la verdad, no en supuesto.

Marito fue una víctima más de la perversión que circunda, esa oscuridad que lleva al silencio, la malicia y a cometer el más aberrante de los crímenes. Marito no sólo fue asesinado y ultrajado, antes de eso fue privado de su libertad y corrompido en su condición de menor, en manos de aquéllos que, seguramente fueron corrompidos, porque nadie puede conocer lo que no ha vivido y nadie puede hacer lo que desconoce.  Apelo al estudio de la psiquis de aquellos que callaron la voz de nuestro niño, esas mentes perversas que están ocultas en alguna oscuridad y que no sé si están detrás de las rejas o todavía respiran el aire que respiramos vos y yo.

¿Te has puesto a pensar lo injusto que resulta salir a la calle a pedir justicia existiendo tantos organismos para regularla y garantizar nuestros derechos? ¿Has reflexionado acerca de la capacidad, o no, de aquéllos que tienen la posibilidad de trabajar por la justicia de los hombres? ¿Qué hacemos con la corrupción que indudablemente rodeó la búsqueda y, actualmente rodea el esclarecimiento del caso Marito Salto? ¿Cuál es el grado de culpabilidad que pesa sobre los detenidos según las pericias realizadas? ¿Quién nos garantiza que esta aberración fue un crimen satánico premeditado y no el abuso de la droga sumado al libertinaje, el alcohol, la impunidad, el descontrol, la picardía, la ignorancia, el resentimiento, de aquéllos que corrompen la integridad de niños y jóvenes? La misma persona que en noviembre nos dijo que felizmente estaba todo esclarecido.

En el crimen de Marito hay una pieza fundamental que debe caer, es la punta del iceberg, la manzana podrida en el cajón, sin ser el dueño del circo nos regala entradas y nos crea ilusiones.

 Quiero decirles que he comenzado a tener miedo…

¡¡¡JUSTICIA POR MARITO SALTO Y POR TODOS LOS NIÑOS DESAPARECIDOS!!!

2 de junio de 2018

A dos años del crimen no resuelto de Marito, el sábado 2 de junio se realizará una gran marcha exigiendo justicia, esta vez encabezada también, por la reconocida religiosa catamarqueña Marta Pelloni, quien bajo un gran gesto de solidaridad y misericordia acompañará a la familia Salto y a todos los quimilenses solicitando que el crimen se esclarezca.