Por Tony Villavicencio.- No pensaba escribir sobre este tema. Me movió hacerlo el dolor de numerosos docentes del departamento Pellegrini, cuando algunos con culpa y lágrimas me hablaron, porque no querían que quedara en el silencio del deceso de una colega que fue arrastrada a una muerte prematura.

Me cuesta escribir sobre Romina, como se llamaba la educadora. Es que yo también la conocí, cuando vi su foto me di cuenta de quién se trataba. Fue de casualidad que la encontré en el camino Nueva Esperanza-Ahí Veremos, cerca de la Curva del Diablo, se le había caído una carpeta, detuve el vehículo, levanté y me apuré en alcanzarla y le acerqué.

Me parece verla con su motovehículo esquivar pozos, cárcavas y avanzar con el sueño de llegar a su escuela. Después supe viajaba desde La Reacción, donde ella vivía, a la escuela 1006. Son 90 kilómetros de montes y pozos. Pensé en el frío, el viento, la lluvia, la soledad y en los riesgos de esa joven mujer con su vehículo en medio de la nada.

No sé por qué esa imagen se me quedó grabada en la retina de mis ojos y fue ese día, viendo a Romina y a su moto perdiéndose en las curvas del sinuoso y bordeado camino, que comprendí que SIN MAESTROS NO HAY PATRIA.

Todo fue casualidad, cuando otra vez ayer me informaron sobre el fallecimiento de una maestra. Sí, ayer murió Romina Gómez, 35 años, maestra de vocación, había heredado de su madre la docencia y los alumnos la recordarán siempre, porque a pesar de su temprana vida de maestra, dejó huellas profundas en los alumnos de Ahí Veremos, departamento Pellegrini.

Me enviaron una foto y la reconocí, después de nuestro casual encuentro del camino, era ella, habíamos charlado una o dos veces en mis visitas a la localidad de Ahí Veremos, se la veía rebosante, cargada de sueños, no hacía mucho tiempo que la habían designado en el cargo. Su inexperiencia, su pasión y su juventud, la mejor receta para el futuro.

Después supe que renunció, asfixiada por la persecución privada por parte del comisionado de Ahí Veremos; constituyó un hecho injusto y humillante ¡Suficiente para matar en vida el corazón de una maestra que abrazó desde niña la vocación y el sueño de enseñar y formar hombres libres en un pueblo donde reina el autoritarismo y el sometimiento! Yo sabía que no era tarea fácil a la que se proponía y me fui, sin dudar, que por su decisión de formar hombres libres, tendría problemas, ¡y vaya que los tuvo! Lamento no haber regresado por ese mismo camino.

El comisionado del lugar y la excusa de algunas tardanzas de su llegada los días lunes formaron una persecución implacable, de quien todos comentan obraba contra la joven maestra, inspirado en bajezas humanas, alejado de todo reglamento.

Hoy, la temprana partida de Romina duele a todos en el departamento Pellegrini, y también nosotros nos sentimos culpables de haberla dejado sola. Fue el abuso de autoridad por parte de un comisionado lo que la arrastró a la tristeza y a la soledad, habiendo recaído en una profunda depresión que la obligó a renunciar.

Los colegas que aportaron con su silencio a la injusticia ahora saben que la tristeza, la soledad y la impotencia, al ser humano, lo destruye y lo mata. 

Pero quiero decir que las dos o tres veces que charlamos con Romina, fue suficiente para advertirme que era una maestra de corazón. No se limitaba a dar clase en la escuela, sino que se preocupaba porque ancianos, adultos y niños aprendieran a leer y a escribir en ese lugar aislado, donde de lunes a viernes convivió con el poder del más fuerte, que se aprovechaba del más débil.

En este homenaje del diario El Municipal Web, permítanos enunciar que la maestra Romina Gómez murió dos veces. Primero, la mataron aquellos que del poder acorralaron sus sueños y sus esperanzas, ingresando a una profunda depresión que la debilitó, y sin defensas, fue víctima de una neumonía, enfermedad que injustamente se llevó a una docente que con la tiza y el libro quiso liberar la conciencia de los niños de Ahí Veremos, departamento Pellegrini, donde todavía reina el autoritarismo.

A la triste noticia se adhiere la Comisión Municipal de Quebracho Coto, quienes señalaron que esta noticia nos llena de tristeza. Romina Alejandra Gómez, de 30 años, vivía junto a sus padres en La Reacción y estaba trabajando como docente en la escuela de Ahí Veremos, hasta que renunció, hace aproximadamente un mes”.

Cabe señalar que las intendencias de Santo Domingo y Nueva Esperanza enviaron también sus respectivos pésames.