María Nancy Pereyra fue amiga, hija, hermana, madre y mujer y eso le costó su vida. Era un ama de casa que vivía para su familia, querida por muchos hasta que decidió entrar en un lugar del cual no pudo salir, vivir una vida bajo amenazas, maltratos, sufrimientos y golpes hasta el punto de perder su vida.

Mi mamá murió por primera vez el 12 de septiembre del 2018 luego de estar tres días en terapia intensiva a raíz de un golpe en su cabeza producido por una fuerza externa no accidental. Y por segunda vez murió en la palabra y decisión ciega de un tribunal de “Justicia”, cuyo título deja mucho que decir al igual que todo el sistema judicial santiagueño, integrado por la Dra. María Eugenia Carabajal como presidente y acompañada por los Dres. Luis Ariel Dominguez y José Fernando Viaña quienes decidieron darle la LIBERTAD INMEDIATA a un femicida cuya caratula era HOMICIDIO DOBLEMENTE AGRAVADO POR LA RELACIÓN DE PAREJA MEDIANDO VIOLENCIA DE GENERO porque no consideraron suficientes las pruebas y testimonios presentados por la fical Dra Silvina Paz, inexperimentada en el tipo de caso. Otro error de la querida justicia.
Los fundamentos del tribunal suenan atroces e increíbles de escuchar. Para estas personas la palabra, explicación, fundamentación y ejemplificación de una profesional forense no fue suficiente, tanto así que la citaron nuevamente porque su relato era “confuso”, pese a su extenso desarrollo, tampoco lo fueron los testimonios de familiares y profesionales como psicólogos o médicos clínicos.
Esta falta de empatía y sentido común como así también de profesionalismo por parte del tribunal dejó ver respuestas como “no había denuncia previa”, “solo se sabe del maltrato por dichos de terceros y la clara declaración de la hija menor en cámara gesell” (como si fuese que un femicida avisa cuando va a golpear a su pareja) “si bien queda claro que existía maltrato psicológico, verbales, y podría existir físico, la victima nunca lo manifestó” y otras tantas cosas que terminaron por dictaminar, dos de ellos ( Carabajal y Dominguez) inocente al acusado y uno de ellos (Viaña) solo pidió la pena de 15 años para un delito que merece perpetua.
En estos momentos la fiscalía hizo uso de la solicitud de elevación a tribunal de alzada y estamos a la espera de que mi mamá, que ya fue víctima de un femicida, no sea una víctima más de la “justicia santiagueña”.
Hoy 25-11 en el día mundial de lucha contra la violencia de género, no dejemos que haya una Nancy más.
Nelson Ramiro Pereyra, hijo de Nancy.