Ayer, en la F.M Copo escuché que una oyente se hacía llamar Norma, pero es Mery (está perfectamente identificada, es dirigente del Frente Cívico), cuestionó severamente al locutor Antonio Jiménez cuando trasmitía  la información del Municipal Web.

Sin dudas, el fin fue el de denigrar al comunicador social quien se defendió diciendo, “quieren matar al mensajero”. Una frase prehistórica que nos llega hoy y se afirma en estos tiempos de la política donde matar al mensajero equivale a denostar a periodistas por el solo hecho de inquirir información, reclamar explicaciones, repreguntar, transmitir a la sociedad la diversidad de opiniones de lo que sus funcionarios o dirigentes políticos hacen o dejan de hacer u/ ocultan.

Para los que viven bajo el amparo de los gobiernos, y también quienes ejercen el poder, siempre fue más fácil y saludable atacar a quien transmite el mensaje que asumir su contenido y actuar en consecuencia, empero ayer el municipio de Monte Quemado actuó y respondió a lo que no fue una crítica, sino una observación alertando desde el periodismo la urgencia de bachear un pozo de la avenida 1 de Julio en  prevención.

La verdad, que en Monte Quemado a los políticos del pasado nunca les  interesó la democracia o la libertad de expresión la calidad periodística, lo que les importó es  imponer su relato como hegemónico, su versión única de la historia y la política. Por eso gobernaron  como celebritas, para emocionar más que para transformar y el cambio es no repetir lo perverso del pasado.  

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Entonces, en Monte Quemado la sociedad, después de haber vivido  37 años  en una democracia sin los valores de una libertad plena, es natural  que Mery para opinar se camufle de Norma, como es el caso de esta señora que hay que hacerle entender, lo que pareciera hay sectores de la sociedad que les cuesta  comprender que “MATAR AL MENSAJERO NO ES EL CAMINO  A LA VERDAD”.   

De donde nace la frase

Tigranes II El Grande, o Tigran II, fue rey de Armenia entre los años 95 y 45 antes de Cristo, período en el que se consideró su territorio como el mayor del este romano. Su majestad era enorme y su vocación expansionista un peligro para Roma, que envió a uno de sus comandantes más exitosos, Lucio Lúculo, a imponer el poder de la República en ese confín del imperio. Buen estratega, Lúculo enfrentó a Mitrídates, rey del Ponto, lo venció y amenazó con su poderío a Tigranes, un tipo al que podría caberle con perfección el calificativo de soberbio. Lúculo y sus tropas amenazaban ya el palacio del rey y un emisario llegó allí con la mala nueva. Tigranes ordenó decapitarlo tras recibir la mala noticia (a la que, por otra parte, no dio crédito, como lo relata Plutarco en Vidas Paralelas).

Matar al mensajero es una frase metafórica se refiere al acto de culpar a una persona que trae malas noticias en vez de responsabilizar al autor de las mismas. Anteriormente, los mensajes eran enviados por un emisario humano. A veces, durante la guerra, por ejemplo, se enviaba a un emisario desde un campamento enemigo. Un combatiente provocado fácilmente después de haber recibido dichas noticias podía desquitar su ira con más facilidad en el mensajero que en el responsable de las malas noticias-

En  Monte Quemado, El Municipal Web, la radio F.M Copo y su conductor,  Antonio Jiménez, cumpliendo la misión del periodismo trasmitió la información. Los  responsables de la mala noticia son aquellos que gobernaron la ciudad durante 37 años.