Por lo general, el paso de la escuela media a la universidad suele ser uno de los más complicados en la vida de quienes todavía transitan la etapa de la adolescencia. Solo unos pocos tienen claro a qué se dedicarán en el futuro.

La mayoría experimenta cierta confusión a la hora de elegir.
Si esto ya era así hace veinte o treinta años atrás, cuando el mundo todavía generaba cierta certidumbre, en la actualidad la decisión a tomar resulta aún más difícil. Los más afortunados, los que apenas terminan la escuela secundaria y van directo, sin escalas, a la facultad a inscribirse a tal o cual carrera, suelen tener un entorno familiar que -sin que ellos necesariamente lo perciban con claridad- fue allanando el camino de la elección.
Dejar atrás la escuela secundaria y prepararse para una nueva etapa de la vida genera ansiedad y confusión en muchos de los jóvenes que en esta época del año deben elegir entre una carrera profesional o un oficio que les abra las puertas al cada vez más difícil mercado laboral. Aunque ya casi ningún adulto pregunta a los chicos qué quieren ser cuándo sean grandes, el interrogante sigue acompañando las dudas de una y otra generación.
Es por eso que existen familias de padres contadores con hijos contadores y lo mismo sucede con otras profesiones. No es que exista un gen en particular que incline la balanza. Lo que pasa, simplemente, es que si uno nace y pasa su infancia y adolescencia entre, por ejemplo, consultorios odontológicos y escuchando a sus padres hablar de temas relacionados con esa noble profesión, entonces lo más probable es que esté más predispuesto a seguir la carrera de odontología. Advertirá el lector que se dijo "lo más probable".
Es decir, puede ocurrir que el joven termine optando por estudiar otra carrera o, llegado el caso, que decida tomarse un año sabático para pensar sobre su futuro, si es que la economía familiar le permite esa licencia.
Distintas universidades del país realizan, cada tanto, sondeos entre estudiantes secundarios para conocer con qué expectativas llegan al ciclo de estudios superiores.
Lo que se descubrió es que un alto porcentaje de los mismos no tiene en claro el camino por seguir, y a muchos de ellos les da lo mismo optar entre una formación u otra. Para ayudar a superar este momento de dudas vocacionales, las casas de altos estudios ofrecen ayuda a los que se preparan para ingresar al ciclo de educación superior a través de servicios de orientación.
Las universidades de nuestra región cuentan con departamentos de orientación vocacional que ofrecen asistencia tanto a los egresados del secundario como a adultos que desean iniciar una carrera universitaria, con el objetivo de brindar la más completa información que permita a los interesados encontrar la carrera adecuada a sus intereses y expectativas. Este aspecto no es menor, ya que con una información incompleta o, si se quiere, inadecuada, algunos jóvenes terminan inclinándose por carreras tradicionales o por estudios que tienen poco que ver con sus preferencias o aptitudes, lo que se traduce luego en un abandono prematuro de los estudios o demoras para recibirse.
Es importante que quienes se encuentran en esta situación de elegir participen en la medida de lo posible de las actividades de orientación vocacional que se realizan para conocer las competencias que demanda cada carrera y saber así si se ajusta a las propias expectativas. Con el asesoramiento adecuado, es posible reducir al mínimo la incertidumbre y aprovechar mejor el paso por la universidad.
Por eso es importante, además, que las casas de estudios superiores estrechen vínculos con el nivel medio para facilitar la transición de los estudiantes entre ambos niveles educativos, y abordar cuestiones que son claves como la situación personal del alumno y los contextos familiares, entre otras situaciones que afectan el rendimiento académico de los estudiantes.
En las sociedades actuales nadie discute la importancia de la educación. Pero hablar de educación implica también interrogarse sobre cuáles son los conocimientos que serán más útiles para las nuevas generaciones y cómo enseñar esos saberes para lograr que la mayor cantidad de ciudadanos se sumen en forma productiva a un proyecto de desarrollo económico y social para el país.