Este domingo fue una jornada histórica para Brasil, según lo definieron muchos referentes políticos del país hermano. El día electoral estuvo repleto de incidentes sociopolíticos de todo tipo debido a la feroz y pareja pelea entre ambos candidatos a la presidencia.

En los últimos minutos se dio por terminado el escrutinio, y fue Luiz Inácio Lula da Silva el que se impuso en las urnas. Gracias al sistema electrónico de votación, se pudo conocer en tiempo real los resultados.

En la primera vuelta, los sondeos subestimaron el potencial de Bolsonaro, que finalmente acabó detrás solo por cinco puntos (43%-48%) y peleó voto a voto el ballotage.

En esta reñidísima segunda vuelta, Bolsonaro se impuso en los albores del escrutinio, aunque fue viéndose superado por Lula, quien le acortó la brecha, empató y comenzó a sacarle ventaja. 

Las promesas de Jair Bolsonaro de mantener los valores tradicionales y continuar con las recientes mejoras económicas de Brasil basadas en la ideología nacionalista no le sirvió para frenar la expansión del renacido Lula, y es que a pesar de acaparar todos los votos del sector agro y de la población evangélica, fue igualmente superado por el socialista. 

Y es que uno de los principales argumentos en contra del actual mandatario fue su gestión en pandemia: mientras él minimizaba el coronavirus catalogándolo como una "gripezinha", murieron 688.000 personas por esta enfermedad. 

Lula supo jugar con estos factores para tirar abajo la imagen del excapitán del ejército, y relució las cifras que logró durante sus dos mandatos consecutivos entre 2003 y 2010, destacando que sacó a 30 millones de brasileños de la pobreza gracias a las iniciativas socialistas respaldadas monetariamente por el mercado de materias primas.

Por otra parte, Lula también tiene sus "muertos en el ropero", y es que en 2017 fue condenado a 12 años de prisión por una trama de lavado de dinero en la que tuvo un rol clave. Para su fortuna, solo estuvo preso 19 meses y luego fue liberado y su condena anulada. Lula siempre mantuvo que fue una persecución política y que fue ejecutada para que Bolsonaro prevaleciera en los comicios.

Últimos escándalos 

La última parte de la campaña política estuvo repleta de fake news y ataques personales entre ambos candidatos. Durante los debates transmitidos por la televisión, los insultos volaron entre Bolsonaro y Lula. Mientras que Jair trataba a su contrincante de "borracho y traidor", el socialista le respondió que él era un "pedófilo y caníbal". 

Esta violencia política se transmitió indirectamente a los simpatizantes, quienes protagonizaron disturbios, reyertas y homicidios en las calles de Brasil, movidos por el odio hacia la oposición. Los políticos tampoco se quedaron atrás: sin ir más allá, el día de ayer una diputada bolsonarista fue grabada persiguiendo, pistola en mano, a los partidarios del socialismo.