Organizaciones ambientalistas de todo el mundo advierten que debido a la enorme influencia que tiene la Amazonia brasileña en el clima global, el resultado de las elecciones que se celebrarán en Brasil el próximo 30 de octubre para elegir presidente en una segunda vuelta también afectará el futuro del planeta.

Según Greenpeace, los incendios ocurridos en la mayor selva tropical del mundo no son un accidente, sino que son la consecuencia previsible de la acción de la administración Bolsonaro. En ese sentido, la ong ambientalista internacional asegura que al asumir la presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro comenzó una verdadera guerra contra el medio ambiente, especialmente contra el Amazonas y su gente.

El Fondo Mundial para la Naturaleza, por su parte, remarcó la importancia que tiene este pulmón verde que representa el 40 por ciento del bosque tropical que existe en el planeta, con capacidad para almacenar más dióxido de carbono del que emite -entre 90.000 y 140.000 millones de toneladas que de lo contrario estarían en la atmósfera- y libera oxígeno, ciclo que ayuda a regular el calentamiento global.

Por eso afirman que en las elecciones de segunda vuelta del próximo 30 de octubre el electorado brasileño tendrá que elegir entre dos modelos ambientales opuestos: por el modelo que lleva adelante el actual presidente Jair Bolsonaro, que niega el cambio climático y la deforestación de la Amazonia; o la propuesta el del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, que promete impulsar una agenda de desarrollo sostenible.

Según los expertos, el avance de la deforestación en la mayor selva tropical del mundo ya se siente en el clima de América Latina y el Caribe, que registra sequías, altas temperaturas y lluvias torrenciales, por lo que la continuidad de las políticas de la administración Bolsonaro agravarían aún más la situación.

La agencia de noticias Reuters informó que los incendios en la selva amazónica aumentaron en septiembre pasado, que se ha convertido en el peor mes en más de una década. De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil (INPE) este año hubo cerca de 37.000 alertas de incendio hasta el 26 de septiembre, lo que significa un aumento del 120% con respecto al mismo mes de 2021 y el peor resultado desde 2010. A partir de estos datos, los ambientalistas insisten en señalar que con una nueva presidencia de Bolsonaro en los próximos cuatro años se produciría una mayor destrucción de la selva, colocándola así al borde del colapso. Por eso afirman, además, que el futuro de la Amazonia y del clima global también se verán afectados por los resultados que arrojen los próximos comicios en Brasil. En ese sentido, una hipotética victoria de Lula da Silva podría evitar esa catástrofe con un programa de gobierno que, se supone, debe ir en sentido contrario a las medidas aplicadas por la gestión de Bolsonaro.

Lo que preocupa también es que los incendios en la selva también afectan a los países limítrofes que están conectados con grandes cuencas hidrográficas y sistemas climáticos. Sobre este asunto, la doctora en Biología Sandra Myrna Díaz, de la Universidad Nacional de Córdoba, advirtió ya en 2019 que la enorme selva amazónica tiene una gran influencia en la hidrología de todo el continente y también en el clima a escala más global, lo que puede generar todo tipo de consecuencias a distancia, particularmente para los países limítrofes y conectados con grandes cuencas hidrográficas y sistemas climáticos, desde la calidad del aire hasta la dinámica de las cuencas, hasta los rendimientos agrícolas y el comercio.

Por su parte, la directora del Jardín Botánico de Bogotá, Colombia, y especialista en gestión ambiental, Laura Mantilla, señaló que los incendios en la Amazonia tiene graves consecuencias para el planeta, como el incremento del calentamiento global, la pérdida de agua y la extinción de especies. La experta advirtió que la zona afectada por el fuego en 2019 era el hogar de una amplia biodiversidad de flora y fauna. Según Mantilla, recuperar un ecosistema como el del Amazonas, dañado por el fuego, podría demandar entre 200 y 500 años.

La comunidad internacional sigue con atención el proceso electoral en Brasil, con la esperanza de que el próximo gobierno se comprometa a evitar que se siga dañando la mayor reserva de biodiversidad del planeta.