Fulvio Pompeo sabe de política exterior y acompaña a Mauricio Macri desde el fondo de la historia. Macri era jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y decidió viajar a la Cumbre de Davos, un foro económico que reúne al poder global en ese cantón suizo. El jefe de Gobierno ya soñaba con la Casa Rosada y buscaba acoplarse a la agenda de los líderes mundiales que se pasan dos días intercambiando información privilegiada, comiendo fondue de queso y viendo caer la nieve sin prisa ni pausa.

Cuando ya estaban en Suiza, Pompeo recomendó a Macri que recibiera a Boris Johnson, el mayor de Londres, que aparecía como un político conservador, antisistema, carismático e insolente. El 30 de enero de 2009, Johnson y Macri se encontraron en un imponente hotel en Davos, se  entendieron al segundo y desde ese momento fortalecieron una relación política y personal que se mantuvo durante la última década. 

Ahora, Macri es presidente de la Argentina y Johnson fue designado primer ministro británico. Macri aguarda su nombramiento formal para enviar los saludos de rigor y ya diseña una política de Estado para profundizar las relaciones bilaterales con el Reino Unido.

Malvinas Argentinas

Johnson tendrá la atención puesta en el Brexit (fue clave en la votación y ruptura con Europa) y enfrenta un conflicto con Irán y su posición en Medio Oriente. El premier británico es aliado incondicional de Donald Trump -aunque sus orígenes personales y sus formaciones son diferentes- y América Latina no pertenece a sus prioridades en su agenda global.

Sin embargo, el Reino Unido acompañó al país cuando se debatió la ayuda financiera  en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y cuando propuso organizar el G20 y la cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Buenos Aires.

Las relaciones entre ambos países fluyen con armonía y sólo existe un tema en disputa que se encuentra en un laberinto diplomático aún sin salida: la soberanía nacional de las Islas Malvinas. Londres asegura que no hay nada que negociar, mientras que la Casa Rosada insiste en cumplir con una hoja de ruta que permita cerrar un conflicto que es histórico e imprescriptible.

En este contexto, el Brexit y el acuerdo Mercosur-Unión Europea abren un escenario inédito para el reclamo soberano de las Islas del Atlántico Sur. El Reino Unido siempre contó a Europa como un bloque cuando se debatía el caso Malvinas en los organismos multilaterales. Y Argentina sólo contaba con la solidaridad de América Latina y la abstención de ciertos Estados que gravitaban con Londres y Berlín.

El Brexit modificó la correlación de fuerzas y el rito diplomático que presiona a determinados países europeos que se sentían más cercanos al reclamo nacional. Esta situación, sumada al acuerdo político entre Mercosur-UE, abre un nuevo escenario que se puede complementar con la excelente relación que tiene Macri con Johnson. 

Pero el nuevo escenario bilateral no implica que la histórica reivindicación sobre Malvinas se resuelva con un chasquido de dedos. Sólo significa que será más fácil proponer caminos alternativos y diseñar fórmulas diplomáticas que acerquen posiciones entre partes irreductibles.

Macri ya demostró con el acuerdo Mercosur-UE que llega a resultados imprevistos e inéditos, que contradicen tendencias geopolíticas que estuvieron operando durante décadas. "Ahora me falta resolver el tema Malvinas", le dijo Faurie a Infobae minutos después de cerrar la negociación entre el Mercosur y la Unión Europea.

Tratado bilateral ARG-UK

La prioridad para Johnson es la salida del Brexit, que puede ser con un acuerdo con Europa o a través de una estampida que complique la situación económica y comercial de la isla y el continente. Para Argentina y sus objetivos comerciales, es prioritario que todo se haga por consenso y que termine formalmente a fines de octubre de 2019. 

Si se ejecuta esta última variable diplomática, el Mercosur -o Argentina por su lado- deberá aguardar un par de años para profundizar una negociación que tendrá a Londres tratando de preservar los 37 acuerdos que ya tiene cerrados con los distintos países del continente europeo.

El embajador argentino en Reino Unido, Carlos Sersale, hizo un profundo trabajo académico con London School of Economics (una de las universidades más prestigiosas de Inglaterra)para determinar los probables grados de integración entre ambos aparatos productivos.

El trabajo académico es una significativa hoja de ruta y tiene un valor agregado: fue diseñada por Verónica Rappoport, una reconocida economista argentina que daba clases en el London School y ahora es vicepresidente segunda del Banco Central. Ese trabajo ya está en manos del presidente Macri, el canciller Faurie y el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo, que organizó la reunión con Johnson en Davos. 

La llegada de Johnson a Downing Street 10 -sede oficial del gobierno británico- causará tres movimientos diferentes en la Casa Rosada. Macri llamará a su amigo de Davos para felicitarlo por su nombramiento, la Cancillería y el Ministerio de Hacienda avanzarán en la negociación bilateral -con el Mercosur o no- y Marcos Peña -que también conoce a Johnson- evaluará si ya no es hora de que el presidente argentino visite el Reino Unido. 

"Estamos entusiasmados. Es una nueva oportunidad que se abre. Por las Malvinas y por las relaciones comerciales. Hay que ser cautos, pero podemos iniciar un nuevo capítulo diplomático con Londres", aseguró a Infobae un funcionario del Gobierno que viaja a Davos desde hace muchos años.