La “Mujer de Blanco” volvió asustar a una familia y hay dos niños de 9 y 12 años con tratamiento psicológico, en la ciudad de Joaquin V. González, cabecera del departamento Anta (Salta), por haber sido asustados por el ente que aseguran vieron sentada sobre el mojón que delimita las provincias de Santiago del Estero, Chaco y Salta, en la profundidad del monte tripartito.

El hecho, ocurrido en  estos días, refrescó la memoria de los viejos pobladores y abrió los archivos de los casos que se vienen suscitando desde hace décadas, según los lugareños.

La gente comenta de la presencias de una luz roja que tintinea en la cúpula misma del mojón que divide las tres provincias, donde aparece el fantasma de una mujer vestida de blanco que muchos la relacionan con la joven vestida de novia que la encontraron muerta junto al mojón a principio de los años 1900, cuando una familia obligó a una muchacha casarse con un terrateniente salteño al que no amaba.

El camino y la picada en este tramo se convierten en el paso obligado de los que viven en las tres provincias. Santiagueños, chaqueños y salteños, los que como un castigo para poder llegar a la ruta internacional 16, necesariamente tienen que pasar aquella estructura que delimita los tres territorios provinciales, después de recorrer veinte kilómetros sin que exista un solo habitante.

 En este lugar son innumerables los casos de personas que aseguran haber sido asustados por el espanto y se remontan a una historia real, ocurrida el siglo pasado, cuando una familia pudiente del lugar obligó a una niña a casarse con un terrateniente para que entre estas dos familias unieran mil hectáreas de campo.

Cuenta esta historia de amor y muerte que una niña desapareció la noche de boda vestida con el traje de novia y la encontraron muerta. Se sospecha que se había suicidado al pie del monolito que dividía las propiedades del novio y de su familia, donde después también se delimitaron a las tres provincias.

Nuevo Diario, en un amplio informe, se había referido oportunamente sobre estas apariciones fantasmagóricas mediante testimonios de pobladores. Y el viernes, otra vez la noticia, como reguero de pólvora, corrió de pueblo en pueblo, de paraje en paraje. Los habitantes de la zona se han visto sorprendidos por la fantasmagórica figura de la mujer de blanco que esta vez asusto a la familia Montesino, miedo que había enfermado de pánico a sus dos hijos más pequeños, quienes están recibiendo un tratamiento psicológico en una clínica privada de la ciudad de Joaquín V. González (Salta),según pudo confirmar este medio.

El hecho habría ocurrido el 1 de diciembre, promediando las 2 de la mañana, cuando Serafín Montesino y toda su familia, que viven en Las Cañitas, población limítrofe de Salta regresaban desde la ciudad de Taco Pozo, Chaco, donde habían asistido a la fiesta de egresados de una de sus hijas.

Serafín relató a El Municipal Web que “cuando salimos de casa, todo bien, pasamos por el mojón, a media mañana y llegamos a Taco Pozo, donde a la tarde-noche concurrimos a la fiesta de egresados. Ya en el colegio, cuando se inició el acto, vimos relámpagos del sur, esperamos que  hagan entrega del certificado a mi hija, y previamente disculparnos con los profesores por no poder quedarnos a la cena, decidimos esa misma noche volver a Las Cañas porque si nos sorprendía la lluvia, no lo íbamos a poder viajar a la mañana siguiente”.

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Serafín continúo el relato diciendo que “viajaban en tres motocicletas” y explicó que “cuando bajamos de la ruta, hacia el camino de Ahí veremos, después de haber recorrido unos tres  kilómetros, vimos delante nuestro una luz roja que bailaba sobre la copa de los árboles y parecía se asentaba en el centro del camino, por delante nuestro. Nos  acompañó varios kilómetros y se perdió. Los chicos que venían en las otras motos, cada uno llevaba de acompañante a sus hermano más chico, ante el peligro sin decirnos palabra alguna, nos juntamos por el senderito, uno detrás del otro, yo iba atrás con mi señora”.

En esa altura del relato intervino la mujer de Serafín. Pero logró continuar relatando que “íbamos todos calladitos y cuando estábamos cerca del mojón vimos primero un bulto, porque la noche estaba muy oscura y al arrimarnos con la luz de la motos estaba allí, sentada, sin dudas era una mujer vestida de blanco, parecía un traje de novia”, contaba, mientras repetía una y otra vez que “estaba sentada arriba del mojón, la vimos todos y al pasar a menos de cinco metros de ella,   percibimos un fuerte olor nauseabundo y  las tres motos parece que ‘instintivamente’ aceleraron, imprimiendo mayor velocidad y más adelante después de haber doblado hacia la Picada de Biraleri a unos 500 metros del mojón, nos detuvimos y nos dimos cuenta de que los chicos de 9 y 12 años que venían en la moto con sus hermanos no estaban bien, se habían descompuesto. Estaban duros  y mudos de miedo, nos abrazaban, temblaban, parecía que les faltaba el aire”. Como si el relato no fuere los suficientemente sorprendente, la mujer de Serafín acotó: “Creí que los chicos se nos morían, no pronunciaban palabra, temblaban, pero gracias a Dios después de un rato se los escucho llorar, y así pudimos continuar viaje”.

“Al día siguiente los vimos muy asustados, los encontrábamos llorando y decidimos llevarlos al médico, en Quebrachal (Salta), donde nos dijeron que era pánico lo que habían sufrido y por tres días nos recomendaron los servicios de una psicóloga que los está atendiendo en la ciudad de Joaquín V. González”, finalizó la mujer.