Luego de la nota de opinión sobre el consumo de alcohol y otras sustancias en adolescentes y jóvenes, publicada por El Municipal Web, miembros de la Agrupación de Padres de la ciudad de Nueva Esperanza, mantuvieron reuniones y analizaron el tema y responsabilizaron al descuido de la familia.

“Es mi culpa”, expresaron. “Muchos padres no somos adultos, ni sabemos poner límites a nuestros hijos y en muchos casos por falta de control permitimos que los adolescentes y jóvenes se aíslen de la familia”, felicitando a la vez al diario digital por el nivel de información y compromiso que tiene con los temas sociales de actualidad.

Orlando Cazazola, comisario retirado y actualmente miembro de la Agrupación de Padres de la ciudad de Nueva Esperanza, departamento Pellegrini, en entrevista realizada por este medio, en forma simultánea con Radio FM Roy, aseguró que “la principal responsable del descuido de consumo de bebidas alcohólicas entre los adolescentes y jóvenes es la propia familia.

En la oportunidad dijo que “el problema no está en los adolescentes y los jóvenes, sino en nosotros, los padres. Lamentablemente mal educamos a nuestros hijos. Tenemos que aprender a poner límites. Los chicos necesitan de los límites durante su etapa de crecimiento. Antes había más respeto y obediencia hacia los padres porque existía temor hacia ellos, porque cumplían con lo que decían. Sin embargo, hoy se tiene miedo de los hijos y, para que no se pongan mal, les concedemos todo lo que los chicos quieren y ese es nuestro error y cuando no podemos darle lo que quieren comienzan los conflictos” comentó Cazazola.

Entendió que en el caso de las bebidas alcohólicas la dificultad mayor es la naturalización que hacen los adultos del consumo, lo que no representa un buen ejemplo para los menores, sumado a la cada vez más escasa formación en valores cívicos, humanos y cristianos.

“Los chicos ya comienzan a manejar teléfonos celulares a los cuatro años, a los 10 la computadora y la Play. No estamos en contra de los usos de la tecnología, pero hay que educarlos en la buena utilización de estos aparatos y en su debido tiempo. A los 14 o 16 ya todo los aburre y buscan distracciones alternativas, como el consumo de alcohol, y a veces el consumo de otras sustancias con el pretexto de estar alegres. Ahora los padres tenemos miedo de que los chicos se aburran, cuando en realidad el aburrimiento hace que el niño explore su creatividad, finalizó diciendo el preocupado padre.