Ya no se puede más. La venta de leche líquida ha disminuido un 50% y con el anuncio de la suba de las naftas, se avecina un nuevo aumento de los comestibles para la semana entrante.

El litro de leche en los comercios del norte alcanza 73 y 89 pesos y no se consigue la leche de menor calidad y de más bajos precios, porque algunos comercios racionan la cantidad, debido al bajo consumo y según se disculpan los supermercadistas, en los promovedores escasea la leche de menor calidad y más bajo precio.

Cuando se dice que el consumo en general experimenta una sostenida caída en los últimos años, hay productos que reflejan la profundidad de la crisis, pero ningún otro alimento tiene un efecto tan contundente para develar la crisis que la leche.

Explican que el plan económico asfixia con tarifas e insumos dolarizados, el resultado es que pequeños productores brindan la diaria batalla para la subsistencia, muchos quedan en el camino y si el producto es masivo, puede darse que la oferta no pueda cubrir la demanda y el consumidor final deba abonar elevados precios y si entre esos artículos de primera necesidad escasea la leche, es porque la situación del plan económico se ha desmadrado.

En estos días, con un 30% más cara, se puede pagar la leche de primera marca respecto de una considerada entre las de segunda línea. Es lo que se observa con la leche de un tiempo a esta parte. Escasean las marcas más económicas, sobreexposición en góndolas de las consideradas como las primeras marcas, que llevan, en algunos casos, a que los comercios racionalicen la provisión por efecto de las bajas ventas en todo el norte santiagueño.

El Municipal Web, mediante conferencias telefónicas, entrevistó supermercadistas de las ciudades de Nueva Esperanza, Campo Gallo, Quimilí, Tintina, Pampa de los Guanacos y visitó los dos supermercados de la ciudad de Monte Quemado, para conocer precios y analizar la dinámica y la variedad de cada centro comercial, explicando que los proveedores del rubro de los lácteos siempre se quejaron que el sector vive una desprotección desde hace años a partir de la nula intervención estatal para fijar precios de referencia respecto de lo que es la industria láctea y entonces, cuando sube el dólar, suben las naftas, se incrementa los costos del transporte y entonces, como todo el resto de la mercadería, la leche también sufre las alteraciones propias de un sistema económico fluctuante, con el agravante de que en el país se cerraron cientos de pequeñas industria lácteas y entonces los productos que se los conoce como de menor calidad, comienzas a faltar, porque la producción es inferior a la demanda.

En este relevamiento se observa, en líneas generales, un aumento considerable en  el precio de la leche, con el agravante que escasean las marcas de menor precio y entonces en las góndolas se exhiben y ofrecen a los clientes las de primera marca, cuyos precios oscilan entre los 79 y 90 pesos, asfixiando la economía  del consumidor final, que no puede acceder al alimento básico de la familia argentina, como es la leche.