Por Tony Villavicencio.- Por encima del verde follaje del monte urbano, dentro de terrenos privados que permanecen abandonados por sus dueños. En Monte Quemado se eleva la antiquísima y derruida estructura donde antes funcionó la fábrica de Tanino, que se levanta como un insulto del pasado, resistiéndose y frenando el progreso y desarrollo de la ciudad.

La fábrica de Tanino fue la primera expresión industrial en el departamento Copo, que llegó por los años 40, por lo que su instalación tiene mucho que ver con el pasado de la ciudad. Pero el abandono, los rayos de furiosas tormentas que se estrellan en la torre del imponente edificio, amenazan y destruyen al viejo complejo industrial.

Cabe recordar que Monte Quemado, cabecera del departamento Copo, es la última población forestal de Santiago del Estero, que está ubicada en los límites de Chaco y Salta, donde el pasado se mezcla en el relato de antiguos pobladores, que cuentan que llegaron por picadas, en jardineras y zorras tiradas por mulas que trotaban enredadas en troncos.

El origen del nombre Monte Quemado, según supo contar don Leandro Miranda, fallecido hace pocos años, vendría de incendios forestales ocurrido a principios del siglo XX, donde se quemaron grandes extensiones de los montes.

La gran duda que plantea la historia sobre esas quemazones es que si realmente eran ocasionados por descuidos o provocados a para ocultar la explotación irracional y clandestina del monte fiscal.

Hoy, a pesar del trabajo de concientización y el monte agotado, los incendios intencionales continúan, pero hay una brigada de lucha contra incendios forestales, creada por el Ministerio de Producción, que cuida, previene y lucha en caso de incendios y esa presencia del Estado hace posible una eficiente labor de preservación de los recursos naturales, más aún en zonas restringidas y declaradas reservas ecológicas, como lo es el caso del Parque Nacional Copo y el Parque Provincial.

Taninera Sociedad Anónima

La fábrica de Tanino, en la ciudad de Monte Quemado. Su instalación data del año 1941, oportunidad en la que los empresarios santiagueños Benigno Fraguas, Noguerol y Sánchez, construyeron la imponente edificación.

Según versiones de algunos historiadores, como lo fue Dargoltz, esta empresa de capitales santiagueños, al igual que la de Weisburd, estaba subordinada al monopolio del tanino del quebracho, impuesto por la Forestal de Chaco. Durante el período de la Segunda Guerra Mundial la producción fue constante y en continuo aumento a raíz de las demandas de los países aliados del tanino.

Pero la Forestal impuso a la COTAN solamente una cuota del 2% de la producción total del tanino extraído del quebracho colorado. Y por supuesto, como aconteció también en su “melliza” de Weisburd (departamento Mariano Moreno), los excedentes se acumularon en los depósitos de las empresas argentinas. Solamente se trabajaban cinco meses al año con elevadas pérdidas en los meses restantes.

La Forestal, antes de cerrarla definitivamente, decidió adquirir la empresa de Monte Quemado, que tantas expectativas y esperanzas habían despertado en la población y en lo que fue una maniobra especulativa y desleal, la Forestal compró la fábrica, para cerrarla y abandonarla.

Todo quedó como hierro viejo. Ellos compraron la fábrica para evitar que se trabajara y produjera y de ese modo quedarse con toda la madera de quebrachos. “Nos dejaron la tierra. La tierra no les interesaba. Por lo menos a ellos nos les interesaba para nada…”, fue el último testimonio que pudo obtener el historiador Dargoltz del anciano, ya fallecido, Benigno Fraguas, en el mes de octubre de 1986.

Las ruinas de la fábrica de Tanino es el testimonio fiel del Monte Quemado industrial, que se quedó en el pasado y es también el imponente y ruinoso edificio del más importante intento que se tuvo de revertir la situación del monte santiagueño, en la década de los 40.

Han pasado más de siete décadas de lo que fue la primera y última experiencia industrial de Monte Quemado, donde se han fundido sueños y esperanzas y como en las quemazones que dieron origen a su nombre, se ardieron y se fundieron etapas, pero la gran obra del pasado está ahí en ese edificio ruinoso, que se eleva y es aún el edificio más alto de la ciudad, que pareciera emerger y elevarse como un insulto que viene del pasado, por tantas negaciones que padeció el pueblo copeño.

De la construcción de la fábrica de Tanino solo quedan las instalaciones, galpones, depósitos y galerías destruidas, que por obra del tiempo, el abandono y la indiferencia se transformaron en ruinas, donde en la torre y el altillo de la imponente edificación se refugian alimañas y millones de murciélagos. Es frecuente verlos en bandada, sobrevolar sobre la ciudad y volver a refugiarse en la vieja instalación, de los que fue la primer y única expresión industrial que se instaló en  la ciudad de Monte Quemado.