Desde que comenzaron las precipitaciones este verano con descomunales registros de milimetrajes históricos, la situación ha ido variando prácticamente día a día a un ritmo al que cuesta seguirle el paso. Primero fue el sudeste provincial el más afectado, entre otras zonas, ciudades y localidades de todo el interior santiagueño, incluidas las principales como Capital y La Banda. Ahora el daño se extiende hacia el norte de la franja este, en sus límites con las provincias del Chaco y Santa Fe.

A primera hora se tuvo la novedad del corte de la ruta 89 (que se habilitó nuevamente cerca de las 23) entre Quimilí y Gancedo, Chaco.

En Tintina llovieron 100 milímetros (página 24). Luego se fueron conociendo inconvenientes en otros lugares como Añatuya, donde se mira con preocupación la continuidad de las lluvias, ya que toda esa zona, junto a El Colorado, El Cuadrado, Roversi, Los Juríes, toda la zona rural han quedado bajo el agua en varias oportunidades y se mantienen así desde hace semanas porque las lluvias no cesan. Al comité de emergencia de esta ciudad se sumó ayer la jefa comunal de Tomas Young, preocupada porque el agua avanzaba hacia su pueblo. En el campo Santa María, a 10 kilómetros de El Cuadrado y a 35 km de Quimilí, la correntía pluvial se llevó al menos la mitad de extensos tramos del camino de tierra.

Las Tinajas

En cercanías de Las Tinajas, un micro de media distancia se zampó en el barro en cinco lugares distintos, y en un viaje inusual completó en casi 30 horas los casi 200 kilómetros hasta la ciudad Capital.

Las siguientes horas seguirán siendo críticas en tanto no cambien las condiciones climáticas y el cielo siga vertiendo agua en toda esta amplia extensión provincial. Los suelos están saturados desde hace bastante por las cantidades descomunales de agua que absorbieron en poco tiempo. Sólo ofician de tobogán de una inundación a la que no se le ve final, ni siquiera un alivio con las constantes alertas meteorológicas que se lanzan.