Con qué autoridad podemos quitarle o agregarle al pensamiento de uno de los poetas argentinos más brillantes de las últimas cinco décadas. Adolfo Marino Ponti, “El Bebe”, hijo de labradores, nacido en la ciudad de Quimilí, bendita tierra del sol hoy transformada en la “Capital de la Ganadería Santiagueña”.

Si “El Bebe” es de Quimilí, donde un día, hace ya más de tres décadas, casi adolescente, la música se enamoró de su poesía y se fueron a bailar en la voz de los más destacados artistas del folclore argentino, por los escenarios del país.

Texto

“El Bebe” en su Facebook cuenta: “Soy autor de canciones Folklóricas desde 1983. Empecé con Jacinto Piedra, para quien escribí, El incendio del poniente, luego siguieron otras grabaciones y otras.

Algunas de mis creaciones sirvieron de Títulos para discos de artistas de la talla de Abel Pintos, Los Nocheros, Mercedes Sosa y muchos más. Le debo a este género de la canción popular, solo gratitud, me viene dando tantas satisfacciones como asombros, sigo siendo su difusor apasionado, a través de libros, programas de radio, conferencias y conciertos poéticos musicales a lo largo de todo el país.

Tengo más de cien obras grabadas y otras tantas inéditas, por eso me tomo la licencia de opinar acerca de su realidad actual, lo hice antes en este muro y en periódicos, cuando escribí una nota especialmente sobre los festivales, con el Título de, La gran bestia pop.

Todo esto viene a cabo porque hace apenas unos minutos, en un bodegón céntrico, el mozo me reconoció por mi programa que sale los jueves por Radio Nacional Folklórica y me dijo que a su parecer las canciones de raíz Folklórica estaban muertas, le respondí asombrado, no sé si muerta, pero en terapia intensiva sí.

Seguidamente me reprochó que ya no se escuchen piezas como las de antes. Yo no sé si este Sr, tendrá razón, pero no me cabe duda que la cancha está embarrada, que faltan obras que enamoren a la gente, que el cantaautorismo está matando el buen gusto, que no hay estéticas que reflejen la nueva sensibilidad social y que hoy cualquiera graba un disco que nadie escucha porque el disco si que ha muerto y la era virtual todavía no recoge el sentimiento de las nuevas generación como un hecho sorprendente”.