En Nueva Esperanza, departamento Pellegrini, las cosas andan bien y la gente está contenta por todo lo que ha pasado en los últimos ocho años.

La ciudad presenta un crecimiento sostenido, alimentado por una microeconomía agro-ganadera que se instaló en la última década en un municipio en donde nada se improvisa y todo se planifica, proyecta, gestiona, ejecutándose obras de infraestructura y servicios que modernizan, dinamizan la ciudad y elevan la calidad de vida de sus habitantes.

A la vez, el intendente propone y trabaja de cara al futuro, en un proyecto agro-ganadero industrial que se encuentra en sus etapas, avanzado, y va camino a alcanzar en pocos años su concreción.

Pasado, presente y futuro

A la hora de las evaluaciones siempre es oportuno recordar el pasado, para evaluar el presente, sin perder de vista el futuro y entonces la corta historia nos devela que la villa Nueva Esperanza no hace muchos años, fue eso, nada más que una villa aislada que había nacido de un asentamiento en las cercanías del río Horcones y hoy se levanta al pie de la Ruta Provincial N° 4 y se llega desde la ciudad Capital por la ruta 176.

La población, para entonces perdida en los confines de un vasto y olvidado territorio provincial, donde antes la gente subsistía hachando lo que había quedado de los montes de reache, que en décadas pasadas fue el saldo que dejó la irracional explotación forestal.

Pero esa historia, de montes y hombres explotados, quedó en esa villa de un tiempo no muy lejano, donde a la gente en vísperas de cada elección, le prometían, agua, luz y camino, y creída votaba, cuando en realidad la repetitiva promesa política era nada más que eso, un discurso y se cansaron de votar y esperar las obras prometidas, que no fueron más que una expresión de deseo.

Entrevistas

Al respecto, don Juan José Sánchez, un septuagenario poblador comento que los orígenes de la villa tienen que ver con hacheros que se instalaron en ese lugar, volviendo agotados de los montes que desaparecían bajo las cimitarras depredadoras de los pudientes”.

Juan, el entrevistado, que fue locutor y animador de la época de plomo, agregó que “nos talaron los montes, se llevaron la riqueza maderera y nos dejaron la pobreza y nuestras familias, acorraladas por las necesidades durante cinco décadas, en cada elección repetían el voto a favor de los que siempre tuvieron algo para extorsionar la conciencia y la voluntad de la gente” y agregó que “todo eso quedó atrás, en el fondo de la historia, porque en los últimos 12 años, en la provincia de Santiago del Estero de la mano de un radical (Gerardo Zamora) se logró visualizar 'el nuevo Santiago', haciendo realidad la construcción de caminos, obras hídricas y la extensión de la red de electrificación rural y hoy mi pueblo de Nueva Esperanza es una ciudad pujante, con obras de pavimento, plazas y un intendente radical que no hace diferencia, porque todos los vecinos tenemos el mismo derecho”, puntualizó convencido el hombre.

La versión de don Juan coincidió con los testimonios de otros vecinos y hoy se observa, a lo largo del departamento, obras de infraestructura básica que promovieron el progreso y el desarrollo del departamento Pellegrini, con la pavimentación de las rutas 4 y 176,  se enripiaron y mejoraron caminos rurales, troncales y vecinales, se extendió la electrificación rural, se construyeron viviendas sociales para erradicar los ranchos y salvar  a miles de santiagueños de la enfermedad endémica del Chagas.

“Las obras recientes de la provincia, y también del municipio, están en los ojos del que llega a la ciudad que no para de crecer, elevando la calidad de vida de sus habitantes”, finalizó diciendo a modo de concluir la entrevista.

Intendente peronista

Es necesario recordar que “Nueva Esperanza, en la primera gestión del gobernador Zamora, estuvo gobernada por el peronismo, que no supo aprovechar”, recordó un dirigente de ese sector que pidió que reserváramos su nombre y acotó que Pascual Aguilera es mi amigo y compañero, era el intendente de entonces, y los peronistas tenemos que reconocerlo, no interpretó el mensaje de cambio y transformación en la que había ingresado el nuevo Santiago de Zamora, y lejos de acompañar la oportunidad, el intendente de nuestro partido terminó su gestión con un municipio endeudado, sumido en una profunda crisis al borde de la indefensión económica, con obreros y proveedores reclamando deudas en la justicia”.

Quien no lo sabe y es bueno recordar, todo eso pasó con el peronismo de entonces, por lo que en las elecciones del año 2010, el radicalismo del Frente Cívico, de la mano de Alberto 'Beto' Cazazola, por un escaso margen de votos, logra imponerse y llega al municipio, donde los primeros dos años de gestión es absorbido por la atención del desastre heredado del anterior jefe comunal, que pasó sin pena ni gloria”, comentó orgulloso el radical Luis Villagrán.

Pesada herencia

Sin dudas, la crisis económica municipal heredada por el intendente Alberto Cazazola fue el desafío y el principal éxito de su primera gestión, a la que pudo ordenar gracias al acompañamiento del pueblo de Nueva Esperanza, consientes de una realidad económica, se impuso una extrema austeridad en el gasto público y gracias a una administración con transparencia, se logró ordenar las finanzas de un municipio que se lo había recibido virtualmente quebrado.

Cuando se le consulto a Luis Frías, expresó que “lo bueno de las dos gestiones de ‘Beto’ Cazazola, es que siempre mantuvo al pueblo informado de todas las acciones del municipio, y las obras de infraestructura y de servicios construidas en la ciudad están al servicio de todos los vecinos que la disfrutan, con un municipio sin deudas, cumpliendo con el pago de sueldos y proveedores con sus finanzas equilibradas y saneadas".

Candidata a intendenta

Hoy, la administración transparente y las obras se constituyen en el más eficiente muestrario que alimenta una campaña política del proyecto que se inició en 2010, y son muchas probabilidades de que el próximo 12 de agosto se extienda en la persona de la actual candidata, la señora Elizabeth Ríos de Cazazola, quien desde el primer día se había convertido en una pieza fundamental del éxito alcanzado en las dos gestiones del saliente intendente.

La candidatura de la profesora Elizabeth Ríos de Cazazola no es obra de afectos o de la mezquindad política, como se podría suponer, sino que es el reconocimiento de la dirigencia y de muchos vecinos por su capacidad intelectual, pero más por su constancia, y la experiencia adquirida en la administración del municipio en todos los días de su trabajo, dando garantías de la continuidad del proyecto político y de la construcción de todo lo que falta por hacer. Pero lo primero de lo que sería su gestión, en caso de ser elegida intendenta, es priorizar y darle continuidad al proyecto del desarrollo regional, que es impulsado por el intendente Cazazola, que aspira convertir a Nueva Esperanza en la ciudad centro de un desarrollo Agro-Ganadero Industrial de la región NOA-NEA del país y no está lejos de conseguir el objetivo de esa política que lo eleva a alcanzar márgenes superiores en beneficio de su pueblo.  

Proyecto de desarrollo

La ciudad de Nueva Esperanza, Pellegrini, se encuentra geográficamente ubicada en el corazón del departamento, que limita con las provincias de Salta y Tucumán, lo que significa que está ubicada en un punto geográfico estratégico y se constituye en el centro de un potencial productivo agro-ganadero regional, que de cara al futuro la coloca y la transforma en el centro de la riqueza productiva agro-ganadera de la región.

Es este proyecto el que preocupa al intendente que dejará su mandato el próximo 10 de diciembre. Proyecto al que Cazazola, principal promotor, lo viene trabajando con un equipo de profesionales, destinado a industrializar la materia prima que se produce en la región, generando la ocupación de la mano de obra para la gente del lugar. 

Hay que reconocerlo y sin temor a equivocarse: las inversiones, en principio privadas, en la adquisición de tierras, el armado de los campos destinado a la cría del ganado y la siembra de cereales, sumado a la oportuna gestión del gobierno del Frente Cívico, que construyó la infraestructura básica, repotenciaron el desarrollo de la región, “pero al producto se lo carga en bruto y para el santiagueño, que es el dueño de esa producción, no queda nada, hay que darle valor agregado en el lugar del origen de esa riqueza, generando fuentes de trabajo para nuestra gente”, se lo escucha exponer al actual intendente, que golpea puertas en los despachos del Gobierno de la provincia y también de la nación.  

Trabajo y prosperidad

Nadie duda. Es ese el proyecto del futuro al que tienen que apoyar, no sólo el vecino de la ciudad de Nueva Esperanza, sino de toda la región, y su concreción ya no es una utopía, hay un equipo de profesionales y técnicos trabajando. Está cerca la planta transformadora de energía eléctrica y ya tiene lugar dónde se la va montar, ya tienen nombres los empresarios que aspiran a venir a radicarse con sus fábricas. La municipalidad, en acuerdos con la Universidad Nacional, educa y capacita al recurso humano que se va emplear en esa gran obra de la transformación, proyecto que el vecino de Nueva Esperanza no debe dejar escapar, porque es trabajo, porque es prosperidad, porque es el futuro de las nuevas generaciones.