En la mañana de ayer falleció la abuela Deidamia Díaz, a los 112 años de edad y la noticia corrió como un reguero de pólvora por el departamento Pellegrini, entristeciendo a todos los santiagueños.

La mujer más longeva de la provincia se fue de este mundo rodeada de sus afectos y de sus vecinos, murió en su casa de la localidad de Babilonia, la que le construyó el comisionado municipal de Santo Domingo, Lázaro Orellana y hasta donde llegó el propio ministro de Desarrollo Social de la provincia, Ángel Nicolai, en lo que fue todo un acontecimiento para la pequeña comunidad, que se esconde no muy lejos de las barrancas del río Salado, en la mitad del camino entre Ahí Veremos y Santo Domingo, en el fondo de los montes del departamento Pellegrini.

Deidamia vivió en ese mismo lugar una vida muy sacrificada desde que nació, fue madre soletera de cinco hijos. Con una lucidez asombrosa, contaba sobre su infancia, de su juventud y en estos últimos tiempos ya no podía caminar y permanecía sentada en su cama, cuidada por un agente sanitario que la asistía en forma permanente. Su deceso se produjo por muerte natural.

La anciana había sido encontrada cuando transitaba por los 106 años de vida, después de un tornado que azotó a la localidad de Babilonia y derrumbara su precaria vivienda. Las publicaciones de Nuevo Diario y su testimonio difundido por Radio LV11 sorprendió y sencibilizó al gobierno, por lo que su vida mejoró.

Fue hincha de Boca y para su cumpleaños pedía que la cubrieran en su cama con una bandera azul y amarillo, y hasta se daba el lujo de bromear a los que reconocía eran hinchas de River. Su familia y los vecinos festejaban el aniversario de su nacimiento y fue en esta última etapa que El Municipal Web estuvo participando en la fiesta de su cumpleaños, que se realizó el 3 de mayo pasado.

El comisionado municipal de Santo Domingo, Lázaro Orellana, que siempre estuvo atendiendo y asistiendo a la extinta abuela, al ser consultado, sin ocultar el dolor por la irreparable pérdida, expresó: “La abuela nos reunía y nos unía con el pasado. Vivió 112 años, fue una verdadera reliquia de carne y hueso a la que queríamos y cuidamos y nos dejó toda una enseñanza de vida ejemplar”.