Hoy, miles de creyentes de la Virgen de Huachana se reunirán en el templo y rendirán culto a la santa imagen que se levanta en la profundidad de los montes del departamento Alberdi, a 60 kilómetros de la ciudad de Campo Gallo.

La historia de la Virgen de Huachana se remonta a 1820, cuando una niña, Telésfora Verón, insistía a su familia que en el monte ella veía a la Virgen María. La familia no le creía, hasta que parientes y vecinos, por la insistencia que incluso habría hecho que la niña se vaya del hogar, fueron al lugar por ella señalado como la zona de la aparición, encendieron un fuego y allí se mostró la imagen.

Hay dos versiones de la historia en torno a estos hechos. Que a Telésfora se le aparecía la Virgen en ese lugar, y que su hermano junto con sus vecinos, al querer comprobarlo y estar pasando una noche de frío en el monte encendieron una fogata. Es entonces que habría visto la silueta de María, y al reducirse el fuego, se conservó en una imagen que trasladaron al pueblo. La otra versión narra que Telésfora insistía en la presencia de una imagen en un arbusto de churqui, pero como los adultos no la veían, decidieron quemarlo. Y también, desde las cenizas, apareció intacta la imagen, que habría sido escondida tras la desaparición de la misión jesuítica de San José de Petacas. Las dos versiones coinciden en que la responsable del inicio de la devoción a María en esta advocación es una niña, de quien descreen los adultos, y que la imagen sobrevive al fuego.

Desde entonces, y tras algunos avatares que llevan la devoción a Salta e incluso motivan una devoción hermana de esta advocación, se ha ido difundiendo la piedad popular en torno a la Virgen de Huachana, hasta alcanzar a decenas de miles de peregrinos en sus fiestas, los 31 de julio, que llegan desde todos los rincones del país.

Huachana recibirá hoy a la familia. Se verán, como todos los años, abuelos con hijos y nietos, con sencillez caminar y encender una vela, con frío por el invierno en el monte, pero con la certeza de que el fuego de la virgen, como aquel 1820, abriga. No hay magna cúpula que indique el destino, o carretera asfaltada que desemboque en el atrio del santuario. Igual peregrinan y llegan a Huachana.