En Burruyacú, provincia de Tucumán, vive doña María Irma Orellana, una santiagueña que todos los años se reúne con sus cinco hijos, nietos y bisnietos para festejar su cumpleaños.

Ella nació y creció en Rodeo Grande, no muy lejos de Santo Domingo, departamento Pellegrini, y como miles de santiagueños, en la época de plomo, viajó en busca de trabajo a Tucumán.

Allí hizo su vida, se casó con don Ramón Cuellar (f), formó su hogar, añorando su Santiago querido y aseguró que le debe todo a Tucumán, pero que extraña su pago y nunca va a dejar de ser santiagueña.

Doña María nació el 15 de mayo de 1946, y por estos días ya cumplió 74 años. Sus hijos, con sus respectivas familias, viven dispersos. Como todos los años, para esta fecha, desde distintos puntos de la geografía argentina, vienen y se reúnen en Burruyacú. Ellos son Juana Marina, María Elena, Marcela Adriana, Ramón Ernesto y Lázaro, este último, comisionado municipal de Santo Domingo.

La cumpleañera cuenta orgullosa que sus hijos le regalaron 17 nietos y 11 bisnietos maravillosos, y que todos los años vienen a festejar su cumpleaños en Burrúyacú, y que es una tradición de familia.

Cabe destacar que Burruyacú es un pintoresco pueblito de la provincia de Tucumán, rodeado de cerros, donde desde hace más de cincuenta años vive esta santiagueña que nunca olvidó sus orígenes y siempre recuerda y tiene presente a Rodeo Grande, lugar donde nació.