Los abusos y la explotación en la infancia —especialmente a nivel sexual— constituyen un problema universal alarmante, por lo que medidas eficientes y sostenidas, orientadas para la prevención y protección, son urgentes y necesarias, ya sea a nivel familiar, local, nacional o internacional.

Desde el año 2000 se ha designado el 19 de noviembre como el Día mundial para la prevención del abuso sexual a niñas, niños y adolescentes, para que se pusiera en evidencia el problema de los abusos en la infancia, se instaran acciones urgentes, pertinentes y eficaces por parte de los Estados y, paralelamente, se conmemorara este día, en sinergia con el Día de los Derechos del Niño, que se celebra el 20 de noviembre.

Los abusos y la explotación sexual de niñas, niños y adolescentes representan una problemática social mundial, por esta razón se hace cada vez más necesario pronunciarse frente a este flagelo y poder tomar las medidas que sean necesarias a nivel familiar, local, nacional o internacional.

Tras una larga tradición de silencio, los abusos sexuales de los que muchas veces son víctimas los niños, hacen cada vez más objeto de revelaciones y ocupan un sitio eminente en la escena pública y política.

Este delito, que vulnera la integridad sexual de los menores, sucede mayoritariamente dentro del ámbito familiar y es cometido por familiares o personas cercanas a su entorno; también mayoritariamente por parte de varones, a través de la relación de poder por parte del adulto que se sostiene dada la vulnerabilidad de los más chicos.

El artículo 72 del Código Penal expresa que el abuso sexual a niños o adolescentes constituye un delito de acción pública. Hasta su modificación, solo podía iniciarse un proceso contra el agresor si los representantes de la víctima menor de edad accedían. En la actualidad, el Estado podrá iniciar la causa de oficio, lo que constituye un avance en términos de ampliación de derechos para enfrentar todas las formas de violencia en un marco de corresponsabilidad.

Según datos de Unicef, una de cada cinco niñas y uno de cada trece niños sufre o sufrieron abuso sexual antes de llegar a los 18 años de edad. De estos casos sólo se denuncia 10%, y de cada 1000 denuncias solo una tiene sentencia firme, perpetuándose la impunidad en la mayor parte de las ocasiones. Y 90% de los agresores son varones.

En el contexto de pandemia, mientras se mantuvieron las políticas de confinamiento para el control de la expansión de Covid-19, las situaciones de vulnerabilidad —tanto para las mujeres como para los niños— fueron agravándose, exponiendo a niños y niñas a pasar más tiempo con sus abusadores. Por tanto, es crucial poner especial atención en esa problemática desde los diferentes organismos estatales, dentro de los cuales el protagonismo de la escuela es vital.

Teniendo en cuenta que Estado y organizaciones de la sociedad civil deben jugar un papel importante en la promoción y el respeto del derecho de las infancias —tal y como son enunciados, específicamente en la Convención sobre los Derechos del Niño, artículos 19 y 34, con el fin de contribuir a la protección contra los abusos— en este día vale recordar que en nuestro país tiene vigencia la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral —sancionada en octubre de 2006—, que establece el derecho de niñas, niños, adolescentes, jóvenes y personas adultas a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada.

La aplicación efectiva de la ESI otorga la oportunidad y la posibilidad de desarrollar capacidades de autoprotección en edades tempranas.

Profundizar la ESI en todos los niveles educativos es garantizar el acceso a herramientas de cuidado y prevención, con estrategias específicas para desarrollar capacidades de autoprotección en edades tempranas y promover la desnaturalización de toda forma de violencia y abuso hacia niñas, niños y adolescentes.

El uso adecuado de la tecnología, herramientas para afrontar amenazas y no "guardar secretos" de parte de adultos en condiciones de vulnerar derechos, aprender a decir NO y solicitar ayuda forman parte de las estrategias para prevenir el abuso sexual, así como también brindar espacios educativos de confianza y de escucha activa.

El tiempo que vivimos y esta problemática exigen nuestro compromiso en la defensa de los derechos de los niños, así como la necesidad de intervenir urgentemente en la difusión de programas de prevención.

En el Día Mundial para la Prevención del Abuso Sexual, condenamos toda acción, omisión o expresión de violencia, abuso, acoso, hostigamiento y/o maltrato hacia niños, niñas y adolescentes. El abuso sexual a niños y adolescentes es delito.